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Un Cielo De Hechizos
Morgan Rice


El Anillo del Hechicero #9
En UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS), (LIBRO # 9 de EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING), Thorgrin finalmente regresa a ser él mismo y debe enfrentarse a su padre de una vez por todas. Se produce una batalla épica, cuando los dos Titanes se enfrentan unos a otros y Rafi usa su poder para convocar a un ejército de muertos vivientes. Con la Espada del Destino destruida y el destino del Anillo en la balanza, Argon y Alistair tendrán que convocar a sus poderes mágicos para ayudar a los valientes guerreros de Gwendolyn. Pero incluso con su ayuda, todo podría estar perdido si no fuera por el regreso de Mycoples y su nuevo compañero, Ralibar. Luanda lucha por prevalecer frente a su captor, Rómulo, mientras el destino del Escudo está en la balanza. Reece, mientras tanto, se esfuerza por llevar a sus hombres a las paredes del Cañón, con la ayuda de Selese. Su amor se profundiza; pero con el regreso del viejo amor de Reece, su prima, se desarrolla un triángulo de amor trágico y de malentendidos. Cuando el Imperio es finalmente expulsado del Anillo y Gwendolyn tiene su oportunidad de una venganza personal contra McCloud, hay grandes motivos para celebrar. Como la nueva reina del Anillo, Gwen usa sus poderes para unir a los MacGil y a los McCloud por primera vez en la historia y comenzar la reconstrucción épica de la tierra, de su ejército y de La Legión. La Corte del rey lentamente vuelve a la vida una vez más, mientras todos empiezan a recoger los pedazos. Está destinada a convertirse en la ciudad más gloriosa que hasta su padre había soñado, y en el proceso, la justicia finalmente encuentra a Gareth. Tirus también debe ser llevado ante la justicia, y Gwen tendrá que decidir qué tipo de gobernante será. Hay un gran conflicto entre los hijos de Tirus, ya que no todos ven las cosas de la misma manera, y una lucha por el poder surge una vez más, mientras Gwen decide si aceptará la invitación a las Islas Superiores, uniendo a todo el clan MacGil una vez más. Erec es convocado para regresar a su pueblo a las Islas del Sur y ver a su padre moribundo, y Alistair se une a él, mientras se preparan para su boda. Thorgrin y Gwendolyn también podrían hacer los preparativos para su boda en un futuro. Thor tiene una relación más cercana con su hermana, y ya que todo está tranquilo dentro del Anillo, es convocado a embarcarse en la misión más grande de todas: buscar a su madre misteriosa en una tierra lejana y averiguar quién es realmente. Con múltiples preparativos de boda en el aire, y con el regreso de la primavera, la reconstrucción de la Corte del Rey, los festivales en marcha, la paz parece asentarse en el Anillo. Pero el peligro acecha en los rincones más inesperados, y podría haber tribulaciones para esos grandes personajes. Con su sofisticada construcción del mundo y caracterización, UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS), es un relato épico de amigos y amantes, de rivales y pretendientes, de caballeros y dragones, de intrigas y maquinaciones políticas, de cumplir la mayoría de edad, de corazones rotos, de decepción, ambición y traición. Es una historia de honor y valor, de suerte y destino, de hechicería. Es una fantasía que nos lleva a un mundo que nunca olvidaremos, y que gustará a personas de todas las edades y géneros. Los libros #10 – #14 de la serie, ¡ya están disponibles también!





Morgan Rice

Un Cielo De Hechizos (Libro #9 De El Anillo Del Hechicero)




Acerca de Morgan Rice

Morgan Rice es la escritora del bestseller # 1, DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1 TRILOGГЌA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocalГ­ptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de la fantasГ­a Г©pica, el bestseller #1, EL ANILLO DEL HECHICERO, (THE SORCERERВґS RING) que comprende trece libros (y contando).

Los libros de Morgan estГЎn disponibles en audio y ediciГіn impresa y las traducciones de los libros estГЎn disponibles en alemГЎn, francГ©s, italiano, espaГ±ol, portuguГ©s, japonГ©s, chino, sueco, holandГ©s, turco, hГєngaro, checo y eslovaco (prГіximamente en otros idiomas).

TRANSFORMACIÓN (TURNED) (Libro #1 del Diario de un Vampiro – Vampire Journals), ARENA UNO (ARENA ONE) (Libro #1 de La Trilogía de Supervivencia – Survival Trilogy) y  LA SENDA DE LOS HÉROES (A QUEST OF HEROES) (Libro #1 de El Anillo del Hechicero (The Sorcerer’s Ring)), ¡ya están disponibles como descarga gratuita!

A Morgan le encantarГ­a tener comunicaciГіn con usted, asГ­ que visite www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirse a la lista de correo electrГіnico, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar una aplicaciГіn gratuita, obtener las Гєltimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter y mantenerse en contacto.



Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice

"Es una fantasía animada que entrelaza elementos de misterio e intriga en su historia. La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) trata acerca de la realización del valor y de darse cuenta del propósito de la vida que conduce al crecimiento, madurez y excelencia…Para aquellos que buscan aventuras de fantasía sustanciosa, los protagonistas, estratagemas y acción proporcionan un vigoroso sistema de encuentros que se centran en la evolución de Thor, de ser un muchacho soñador a convertirse en un joven adulto que se enfrenta a retos imposibles para sobrevivir… Es sólo el comienzo de lo que promete ser una serie épica para adultos jóvenes".



В В В В Midwest Book Review (D. Donovan, CrГ­tico de eBook)

"EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERERВґS RING) tiene todos los ingredientes para ser un Г©xito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones.В  Lo mantendrГЎ entretenido durante horas y satisfarГЎ a las personas de todas las edades.В  Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del gГ©nero de la fantasГ­a".



В В В В --Books and Movie Reviews, Roberto Mattos

"La entretenida fantasía épica de Rice (EL ANILLO DEL HECHICERO – THE SORCERER’S RING) incluye rasgos clásicos del género – una buena ambientación, grandemente inspirada en la antigua Escocia y su historia, y un buen sentido de la intriga de la Corte".



    – Kirkus Reviews

"Me encantó cómo Morgan Rice construyó el personaje de Thor y el mundo en que vive. El paisaje y las criaturas que viven ahí, estuvieron muy bien descritos… La disfruté (la trama). Fue corto y tierno… Tiene la cantidad adecuada de personajes secundarios, así que no me confundí. Contenía aventuras y momentos espeluznantes, pero la acción representada no era demasiado grotesca. El libro sería perfecto para un lector adolescente… Los inicios de algo increíble están ahí…".



В В В В --San Francisco Book Review

"En este primer libro lleno de acción de la saga de la fantasía épica de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer’s Ring (que actualmente consta de 14 libros), Rice presenta a los lectores a Thorgrin, ’Thor’ McLeod, de 14 años, cuyo sueño es unirse a la Legión de Los Plateados, caballeros de élite que sirven al rey… La obra de Rice es sólida y el argumento es fascinante".



В В В В --Publishers Weekly

"LA SENDA DE LOS HÉROES – (A QUEST OF HEROES) es de lectura fácil y rápida. Los finales de los capítulos hacen que tengas que leer lo que sigue y no quieras dejarlo. Hay algunos errores en el libro y algunos nombres están mezclados, pero eso no distrae de la historia en general. El final del libro me hizo querer conseguir el siguiente libro inmediatamente, y eso es lo que hice. Las nueve series del Anillo del Hechicero (The Sorcerer’s Ring) se pueden adquirir actualmente en la tienda Kindle y La Senda de los Héroes (A Quest of Heroes) ¡es gratis, para que uno empiece! Si está buscando algo rápido y divertido para leer mientras está de vacaciones, este libro es el adecuado".



В В В В --FantasyOnline.net



Libros de Morgan Rice

EL ANILLO DEL HECHICERO

LA SENDA DE LOS HÉROES (Libro #1)

LA MARCHA DE LOS REYES (Libro #2)

EL DESTINO DE LOS DRAGONES (Libro #3)

UN GRITO DE HONOR (Libro #4)

UNA PROMESA DE GLORIA (Libro #5)

UNA CARGA DE VALOR (Libro # 6)

UN RITO DE ESPADAS (Libro #7)

UNA SUBVENCIГ“N DE ARMAS (Libro #8)

UN CIELO DE HECHIZOS (Libro #9)

UN MAR DE ESCUDOSВ  (Libro #10)

UN REINADO DE HIERRO (Libro #11)

UNA TIERRA DE FUEGO (Libro #12)

EL DECRETO DE LAS REINAS (Libro #13)

UN JURAMENTO DE HERMANOS (Libro #14)

EL SUEГ‘O DE LOS MORTALES (Libro # 15)

LA JUSTA DE LOS CABALLEROS (Libro # 16)

EL DON DE LA BATALLA (Libro # 17)



LA TRILOGIA DE SUPERVIVENCIA)

ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (Libro #1)

ARENA DOS (Libro #2)



DIARIO DE UN VAMPIRO

TRANSFORMACIГ“N (Libro # 1)

AMORES (Libro # 2)

TRAICIONADA (Libro # 3)

DESTINADA (Libro # 4)

DESEADA (Libro # 5)

COMPROMETIDA (Libro # 6)

JURADA (Libro # 7)

ENCONTRADA (Libro # 8)

RESUCITADA (Libro # 9)

ANSIADA (Libro # 10)

CONDENADA (Libro # 11)








Derechos Reservados В© 2013 por Morgan Rice

Todos los derechos reservados. Exceptuando lo permitido en los Estados Unidos A excepciГіn de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno, ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn de informaciГіn, sin la autorizaciГіn previa de la autora.

Este libro electrГіnico estГЎ disponible solamente para su disfrute personal.В В  Este libro electrГіnico no puede ser revendido ni regalado a otras personas. Si desea compartir este libro con otra persona, tiene que adquirir un ejemplar adicional para cada uno. Si estГЎ leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo comprГі solamente para su uso, por favor devuГ©lvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el arduo trabajo de esta escritora.

Г‰sta es una obra de ficciГіn.В  Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginaciГіn de la autora o se utilizan de manera ficticia.В В  Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es totalmente una coincidencia.

В©iStock.com/RazoomGames


"Nosotros pocos, nosotros felices pocos, nosotros una banda de hermanos;
Porque aquel que hoy derrame su sangre conmigo serГЎ mi hermano".

В В В В --William Shakespeare
В В В В Enrique V






CAPГЌTULO UNO


Thor enfrentó a Gwendolyn, sosteniendo su espada a su lado, con todo su cuerpo temblando. Se dio cuenta de que todos los rostros lo miraban asombrados, en silencio – Alistair, Erec, Kendrick, Steffen y una gran cantidad de sus compatriotas – gente que había conocido y amado. Su gente. Sin embargo, aquí estaba, enfrentándolos, con la espada a su lado. Estaba en el lado equivocado de la batalla.

Finalmente, se dio cuenta.

El velo de Thor se habГ­a levantado cuando las palabras de Alistair sonaron a travГ©s de Г©l, llenГЎndolo de claridad. Г‰l era Thorgrin. Un miembro de la LegiГіn. Un miembro del Reino Occidental del Anillo. No era un soldado del Imperio. Г‰l no amaba a su padre. Amaba a todas estas personas.

Sobre todo, amaba a Gwendolyn.

Thor mirГі hacia abajo y vio el rostro de ella, viГ©ndolo con tanto amor, con sus ojos llenos de lГЎgrimas. Se llenГі de vergГјenza y terror al darse cuenta de que estaba frente a ella, sosteniendo esta espada. Las palmas de sus manos ardieron de humillaciГіn y arrepentimiento.

Thor tirГіВ  la espada, dejГЎndola caer de sus manos. Dio un paso adelante y la abrazГі.

Gwendolyn tambiГ©n lo abrazГі con fuerza y Г©l la oyГі llorar y sintiГі sus lГЎgrimas calientes cayendo por su cuello. Thor se sintiГі abrumado por el remordimiento, y no podГ­a concebir cГіmo habГ­a sucedido todo esto. Todo era borroso. Lo Гєnico que sabГ­a era que estaba feliz de volver a ser Г©l mismo, de tener claridad y estar de vuelta con su gente.

"Te amo", le susurró ella en el oído “Y siempre lo haré”.

"Te amo con todas mis fuerzas”, contestó Thor.

Krohn lloriqueГі a sus pies, cojeando y lamiendo las palmas de Thor; Thor se agachГі y besГі su cara.

"Lo siento", le dijo Thor, recordando cГіmoВ  lo golpeГі mientras Krohn habГ­a defendido a Gwendolyn. "PerdГіname, por favor".

La tierra, que habГ­a temblado violentamente unos momentos atrГЎs, finalmente volviГі a la quietud.

"ВЎTHORGRIN!", se escuchГі un grito en el aire.

Thor se volviГі para ver a AndrГіnico. Dio un paso al frente, hacia el claro, con el ceГ±o fruncido y la cara roja de rabia. Ambos ejГ©rcitos miraron con un silencio de asombro, mientras padre e hijo estaban uno frente al otro.

"¡Te lo ordeno!”, dijo Andrónico. "¡Mátalos! ¡Mátalos a todos! Soy tu padre. ¡Escúchame a mí y solamente a mí!".

Pero esta vez, mientras Thor miraba a AndrГіnico, algo se sentГ­a diferente. Algo cambiГі por dentro. Thor ya no vio a AndrГіnico como su padre, como un miembro de la familia, como alguien a quien debГ­a responder y dar su vida a cambio, lo vio como a un enemigo. Un monstruo. Thor ya no sentГ­a ninguna obligaciГіn de dar su vida por este hombre. Por el contrario: sintiГі una ardiente rabia contra Г©l. AquГ­ estaba el hombre que habГ­a ordenado el ataque a Gwendolyn; era el hombre que habГ­a matado a sus compatriotas, que habГ­a invadido y saqueado su patria; aquГ­ estaba el hombre que habГ­a asumido el control de su propia mente, que lo mantuvo como rehГ©n con su magia negra.

Este no era un hombre al que amaba. Por el contrario, era un hombre al que querГ­a matar mГЎs que nada en la tierra. Fuera su padre o no.

Thor se sintiГі de repente inundado de rabia. Se agachГі, recogiГі su espada y fue a toda velocidad a travГ©s del claro, listo para matar a su padre.

AndrГіnico vio sorprendido cГіmo Thor iba a toda velocidad, levantaba su espada por lo alto y la bajaba con ambas manos, con toda su fuerza, hacia su cabeza.

AndrГіnico elevГі su enorme hacha de batalla en el Гєltimo segundo, girГЎndola hacia un lado y bloqueando el golpe con su eje metГЎlico.

Thor no cediГі: esgrimiГі su espada una y otra vez, yendo a matarlo, y cada vez AndrГіnico elevaba su hacha y lo bloqueaba. El gran sonido metГЎlico de las dos armas enfrentГЎndose se escuchaba por el aire, mientras ambos ejГ©rcitos observaban en silencio. Volaban chispas con cada golpe.

Thor gritГі y refunfuГ±Гі, usando cada habilidad que tenГ­a, con la esperanza de matar a su padre en ese instante. TenГ­a que hacerlo, por sГ­ mismo, por Gwendolyn, por todos aquellos que habГ­an sufrido a manos de este monstruo. Con cada golpe, Thor querГ­a, mГЎs que nada, acabar con su linaje, con su origen, empezar de cero otra vez. Elegir a un padre diferente.

AndrГіnico, en la defensa, sГіlo bloqueaba los golpes de Thor y no contraatacaba. Evidentemente, se abstenГ­a de atacar a su hijo.

"¡Thorgrin!”, dijo Andrónico, entre golpes. “¡Tú eres mi hijo! No quiero hacerte daño. Soy tu padre. Has salvado mi vida. Te quiero vivo".

"ВЎY yo te quiero muerto!", gritГі Thor.

Thor girГі hacia abajo una y otra vez, haciГ©ndolo retroceder, a travГ©s del claro, a pesar del gran tamaГ±o y fuerza de AndrГіnico. Aun asГ­, AndrГіnico no la esgrimГ­a hacia Thor. Era como si esperara que Thor volviera a su lado otra vez.

Pero esta vez, Thor no lo harГ­a. Ahora, finalmente, Thor sabГ­a quiГ©n era Г©l. Finalmente, las palabras de AndrГіnico estaban fuera de su cabeza. Thor preferГ­a estar muerto que a merced de AndrГіnico otra vez.

"Thorgrin, ВЎtienes que parar esto!", gritГі AndrГіnico. Volaron chispas por su cara mientras bloqueaba un golpe especialmente violento con su cabeza de hacha. "Me obligarГЎs a matarte y no quiero hacerlo. TГє eres mi hijo. Matarte serГ­a como matarme a mГ­ mismo".

"ВЎEntonces mГЎtate a ti mismo!", dijo Thor. "ВЎO si no quieres, entonces lo harГ© por ti!".

Con un gran grito Thor dio un salto y pateГі a AndrГіnico con ambos pies en el pecho, haciГ©ndolo dar tumbos y cayendo de espaldas.

AndrГіnico mirГі para arriba, como aturdido por lo que pudo haber pasado.

Thor estaba parado sobre Г©l y levantГі su espada para acabarlo.

"ВЎNO!", gritГі una voz. Era una voz horrible, parecГ­a como si surgiera desde lo mГЎs profundo del infierno y Thor vio a un hombre entrando en el claro. VestГ­a una tГєnica larga escarlata, su rostro estaba escondido detrГЎs de una capucha, y un gruГ±ido sobrenatural surgiГі de su garganta.

Rafi.

De alguna manera, Rafi habГ­a logrado regresar de su batalla con Argon. Г‰l estaba ahГ­ parado, con los brazos en sus costados. Sus mangas se bajaron al levantar sus brazos, revelando la piel pГЎlida, ampulosa, que parecГ­a como si nunca hubiese visto el sol. EmitiГі un sonido horrible de la parte posterior de su garganta, como un gruГ±ido, y abriГі mucho su boca, y se hizo mГЎs y mГЎs fuerte hasta que llenГі el aire, el timbre vibraba y hacГ­a que a Thor le dolieran los oГ­dos.

La tierra comenzГі a temblar. Hizo que Thor perdiera el equilibrio mientras toda la tierra se movГ­a. SiguiГі las manos de Rafi y vio delante de Г©l un espectГЎculo que nunca olvidarГ­a.

La tierra comenzГі a dividirse en dos, se abriГіВ  un gran abismo, separГЎndose mГЎs y mГЎs ampliamente. Al hacerlo, los soldados de ambos bandos cayeron, gritando mientras eran arrojados en la creciente grieta.

Un brillo naranja surgГ­a de debajo de la tierra y hubo un siseo espantoso mientras salГ­a vapor y niebla.

AllГ­ apareciГі una sola mano, emergiendo de la grieta, agarrando la tierra. La mano era negra, aterronada, desfigurada, y mientras trataba de elevarse, Thor, para horror suyo, vio emerger de la tierra una criatura horrible. TenГ­a forma humana, pero era totalmente negra, con grandes ojos rojos y colmillos largos, rojos. Una larga cola negra se arrastraba detrГЎs de ella. Su cuerpo estaba lleno de grumos, y parecГ­a un cadГЎver.

ReclinГі su cabeza y hubo un rugido horrible, como el de Rafi. ParecГ­a ser una especie de muerto viviente, convocada desde las profundidades del infierno.

De repente, detrГЎs de esta criatura, surgiГі otra. Luego otra mГЎs.

Miles mГЎs de estas criaturas salieron a la superficie, tratando de subir desde las entraГ±as del infierno, un ejГ©rcito de muertos vivientes. El ejГ©rcito de Rafi.

Poco a poco, se acercaron al lado de Rafi, quedando frente a Thorgrin y a los demГЎs.

Thor mirГі en estado de shock a este ejГ©rcito que estaba frente a Г©l; mientras estaba allГ­ parado, con su espada aГєn en alto, de repente AndrГіnico rodГі por debajo de Г©l y retirГі a su ejГ©rcito, evidentemente no querГ­a tener que enfrentarse a Thorgrin.

De pronto, las miles de criaturas se abalanzaron sobre Thor, inundando el claro, llegando para matar a Thor y a toda su gente.

Thor reaccionГі y levantГі su espada por lo alto, mientras la primera criatura saltaba hacia Г©l, gruГ±endo, con las garras extendidas. Thor se hizo a un lado, esgrimiГі su espada y le cortГі la cabeza. CayГі dando tumbos en el suelo, inmГіvil, y Thor se preparГі para el siguiente.

Estas criaturas eran fuertes y rГЎpidas, pero de uno en uno no eran rivales para Thor y los hГЎbiles guerreros del Anillo. Thor luchГі contra ellos con destreza, matГЎndolos a diestra y siniestra. Sin embargo, la pregunta era, Вїcon cuГЎntos podrГ­a pelear a la vez? Fue rodeado por miles de ellas, desde todas direcciones, al igual que todos a su alrededor.

Thor se quedГі al lado de Erec, Kendrick, Srog y los otros, cada uno luchando uno al lado del otro, cuidГЎndose las espaldas mientras blandГ­an sus armas de un lado al otro, matando a una o dos criaturas a la vez. Una de ellas resbalГі, agarrГі a Thor del brazo y lo rasguГ±Гі, haciГ©ndolo sangrar, y Thor gritГі de dolor, girГі y lo apuГ±alГі en el corazГіn, matГЎndola. Thor era un luchador superior, pero su brazo le punzaba, y no sabГ­a cuГЎnto tiempo tomarГ­a hasta que estas criaturas pagaran factura.

Pero antes que nada, en su mente, estaba llevar a Gwendolyn a un lugar seguro.

"ВЎLlГ©vala atrГЎs!", gritГі Thor, sujetando a Steffen, quien luchaba con un monstruo, y lo empujГі hacia Gwen. "ВЎAHORA!".

Steffen agarrГі a Gwen y se la llevГі arrastrando, a travГ©s del ejГ©rcito de soldados, alejГЎndola de las bestias.

"ВЎNO!", gritГі Gwen, protestando. "ВЎQuiero estar aquГ­, con ustedes!".

Pero Steffen obedeciГі dГіcilmente, arrastrando su espalda a la retaguardia de la batalla, protegiГ©ndola detrГЎs de los miles de MacGil y de Los Plateados, quienes valientemente se quedaron allГ­ y pelearon con las criaturas. Thor, viendo que ella estaba segura, se sintiГі aliviado y se dio vuelta y se lanzГі a la lucha con los muertos vivientes.

Thor tratГі de convocar su poder de Druida, para luchar con su espГ­ritu junto con su espada; pero por alguna razГіn, no pudo. Estaba muy cansado, por su experiencia con AndrГіnico, por el control mental de Rafi, y su poder necesitaba mГЎs tiempo para sanar. Tuvo que luchar con las armas convencionales.

Alistair dio un paso adelante, al lado de Thor, subiГі una mano y la dirigiГі a la multitud de muertos vivientes. Una bola de luz emanГі de ella, y matГі a varias criaturas a la vez.

LevantГі ambas manos en varias ocasiones, matando criaturas alrededor de ella, y al hacerlo, Thor se sintiГі inspirado con la infusiГіn de la energГ­a de su hermana. Una vez mГЎs intentГі convocar a alguna otra parte de sГ­ mismo, para luchar, no sГіlo con su espada, sino con su mente, con su espГ­ritu. Cuando se acercГі la siguiente criatura, Г©l levantГі una palma y tratГі de invocar al viento.

Thor sentГ­a correr el viento a travГ©s de la palma de su mano y de repente, una docena de criaturas saliГі volando por el aire, el viento llevГЎndolos, aullando mientras caГ­an en una grieta de la tierra.

Kendrick, Erec y los demГЎs, al lado de Thor, luchaban valientemente, cada uno matando a docenas de criaturas, mientras todos sus hombres a su alrededor dejaban salir un grito de guerra, mientras luchaban con todas sus fuerzas. El ejГ©rcito del Imperio se sentГі atrГЎs y dejГі que el ejГ©rcito de Rafi, de muertos vivientes, peleara por ellos, dejГЎndolos a los hombres cansados de Thor. Estaba funcionando.

Pronto, los hombres de Thor, exhaustos, luchaban mГЎs lentamente. Sin embargo, los muertos vivientes nunca dejaron de salir de la tierra, en una corriente interminable.

Thor se encontrГі respirando con dificultad, al igual que los demГЎs. Los muertos vivientes estaban empezando a salir de las filas, y sus hombres estaban empezando a caer. Eran demasiados. Alrededor de Thor se escuchaban los gritos de sus hombres, mientras los muertos vivientes los sujetaban, hundiendo sus colmillos en las gargantas de los soldados y chupando su sangre. Con cada soldado que mataba una criatura, los muertos vivientes parecГ­an hacerse mГЎs fuertes.

Thor sabГ­a que tenГ­an que hacer algo mГЎs rГЎpido. Necesitaban invocar a un poder tremendo para contrarrestar esto, un poder mГЎs fuerte que el que Г©l o Alistair tenГ­an.

"¡Argon!", le dijo Thor de repente a Alistair. "¿Dónde está él?". ¡Debo encontrarlo!”.

Thor vio que Alistair se estaba cansando, su fuerza menguaba; una bestia pasГі cruzando ante ella, le dio un golpe de revГ©s y ella cayГі, gritando. Mientras la bestia saltaba encima de ella, Thor se adelantГі y empujГі su espada en la parte posterior de la criatura, salvГЎndola en el Гєltimo segundo.

Thor extendiГі una mano y tirГі de sus pies rГЎpidamente.

"ВЎArgon!", gritГі Kolk. "Es nuestra Гєnica esperanza. Debes encontrarlo. ВЎAhora!".

Alistair le dio una mirada de complicidad y corriГі hacia la multitud.

Una criatura se acercГі, bajГі sus garras hacia la garganta de Thor y Krohn se abalanzГі y saltГі sobre Г©l, gruГ±endo, inmovilizГЎndolo en la tierra. Otra criatura se lanzГі sobre la espalda de Krohn, y Thor lo apuГ±alГі, matГЎndolo.

Otra criatura saltГі a la espalda de Erec, y Thor se abalanzГі, lo sacГі, lo agarrГі con ambas manos, lo levantГі por lo alto y lo lanzГі hacia otras criaturas, derribГЎndolo. Otra bestia se dirigiГі hacia Kendrick, quien no se lo esperaba, y Thor tomГі su daga y lo apuГ±alГі en el cuello, justo antes de que hundiera sus colmillos en el hombro de Kendrick. Thor sentГ­a que esto era lo menos que podГ­a hacer para compensarlo por enfrentarse a Erec yaВ  Kendrick y a todos los demГЎs. Se sentГ­a bien luchar a su lado otra vez, en el lado adecuado; se sentГ­a bien saber quiГ©n era Г©l otra vez y saber contra quiГ©n luchaba.

Mientras Rafi estaba allГ­ parado, con los brazos abiertos,В  cantando, miles mГЎs de estas bestias salГ­an de las entraГ±as de la tierra, y Thor sabГ­a que no serГ­an capaces de retenerlos mucho tiempo mГЎs. Un enjambre negro los envolviГі, mientras mГЎs muertos vivientes, codo con codo, corrГ­an hacia adelante. Thor sabГ­a que pronto, Г©l y toda su gente se consumirГ­an.

Por lo menos, pensГі que morirГ­a en el lado correcto de la batalla.




CAPГЌTULO DOS


Luanda luchГі y destrozГі, mientras RГіmulo la llevaba cargando en sus brazos; cada paso la llevaba mГЎs lejos de su patria, mientras cruzaban el puente. Ella gritГі y se agitГі, clavando sus uГ±as en la piel de Г©l, hizo todo lo posible por liberarse a sГ­ misma. Pero los brazos de Г©l eran demasiado musculosos, sus hombros demasiado amplios y la tenГ­a abrazada con tanta fuerza como un pitГіn, apretГЎndola hasta morir. Ella apenas podГ­a respirar, sus costillas le dolГ­an demasiado.

A pesar de todo eso, no era por ella por quien estaba mГЎs preocupada. Ella mirГі hacia adelante y vio al otro extremo del puente, un vasto mar de soldados del Imperio, allГ­ de pie, con las armas en ristre, esperando. Todos estaban muy ansiosos por ver el Escudo desactivado, para que pudieran pasar corriendo por el puente. Luanda mirГі y vio el extraГ±o manto que RГіmulo tenГ­a puesto, vibrante y brillante, mientras la cargaba, y ella presintiГі, que de alguna manera, ella era la clave para desactivar el Escudo. DebГ­a tener algo que ver con ella. ВїPor quГ© otro motivo la habrГ­a secuestrado?

Luanda sintió una renovada determinación: tenía que liberarse – no sólo por sí misma, sino por su reino, por su pueblo. Cuando Rómulo desactivara el Escudo, esos miles de hombres que lo esperaban, pasarían al otro lado, una enorme horda de soldados del Imperio, y como langostas, descenderían en el Anillo. Destruirían lo que quedaba de su tierra natal para siempre, y ella no podía permitir que eso ocurriera.

Luanda odiaba a RГіmulo con todas sus fuerzas; odiaba a todos los del Imperio, y a AndrГіnico mГЎs que a nadie. Hubo un vendaval y ella sintiГі el frГ­o viento contra su cabeza calva, y refunfuГ±Гі mientras recordaba su cabeza rapada, su humillaciГіn a manos de estas bestias. MatarГ­a a todos y cada uno de ellos, si pudiera.

Cuando Rómulo la había liberado de las ataduras del campamento de Andrónico, Luanda pensó primero que la estaba salvando de un destino horrible, que la estaba salvando de desfilar alrededor, como si fuera un animal, en el Imperio de Andrónico. Pero Rómulo resultó ser incluso peor que Andrónico. Ella estaba segura de que en cuanto cruzaran el puente, él la mataría – si no la torturaba primero. Tenía que encontrar alguna manera de escapar.

RГіmulo se inclinГі y le hablГі en la oreja, con un sonido profundo y gutural que le dejГі los pelos de punta.

"No falta mucho tiempo, querida", dijo Г©l.

TenГ­a que pensar rГЎpido. Luanda no era ninguna esclava; ella era la hija primogГ©nita del rey. Sangre real corrГ­a en ella, la sangre de los guerreros, y no le temГ­a a nadie. Ella harГ­a cualquier cosa que tuviera que hacer para luchar contra cualquier adversario; incluso alguien tan grotesco y poderoso como RГіmulo.

Luanda convocГі a todas sus fuerzas restantes y con un rГЎpido movimiento, estirГі su cuello, se inclinГі hacia adelante y hundiГі sus dientes en la garganta de RГіmulo. Lo mordiГі con todas sus fuerzas, apretando mГЎs y mГЎs fuerte, hasta que su sangre chorreГі toda su cara y Г©l gritГі, soltГЎndola.

Luanda se puso rГЎpidamente de rodillas, se dio vuelta y se marchГі, corriendo a toda velocidad por el puente hacia su patria.

EscuchГі los pasos de Г©l, yendo hacia ella. Era mucho mГЎs rГЎpido de lo que ella habГ­a imaginado y al mirar hacia atrГЎs, ella lo vio, mirГЎndola con mucha rabia.

MirГі hacia adelante y vio el terreno del Anillo ante ella, a sГіlo seis metros de distancia, y corriГі aГєn mГЎs.

A sГіlo unos pasos de distancia, de repente, Luanda sintiГі un dolor horrible en su columna vertebral, mientras RГіmulo se abalanzaba hacia adelante y clavaba su codo en su espalda. SintiГі como si Г©l la hubiese aplastado, mientras se derrumbaba, de bruces sobre la tierra.

Un momento despuГ©s, RГіmulo estaba encima de ella. Le dio vuelta y la golpeГі en la cara. Le pegГі con tanta fuerza, que todo su cuerpo se volteГі y aterrizГі en la tierra. El dolor resonГі a lo largo de su mandГ­bula, mientras estaba allГ­ tirada, apenas consciente.

Luanda sintiГі que era izada por lo alto, por encima de la cabeza de RГіmulo, y vio con terror que corrГ­a hacia el borde del puente, preparГЎndose para lanzarla. Г‰l gritГі mientras ella estaba allГ­ parada, sosteniГ©ndola por lo alto, preparГЎndose para arrojarla.

Luanda mirГі hacia la pendiente empinada y sabГ­a que su vida estaba a punto de terminar.

Pero Rómulo la mantuvo allí, congelada, en el precipicio, agitando los brazos y al parecer, lo pensó mejor. Mientras su vida pendía del equilibrio, parecía que Rómulo debatía. Evidentemente, él quería arrojarla sobre el borde en su ataque de furia – pero no pudo. Él la necesitaba para cumplir su propósito.

Finalmente, la bajГі y envolviГі sus brazos alrededor de ella, apretГЎndola casi hasta matarla. Entonces Г©l se apresurГі a travГ©s del CaГ±Гіn, dirigiГ©ndose hacia su gente.

Esta vez, Luanda quedó colgada ahí, sin fuerzas, aturdida por el dolor, no podía hacer nada más. Ella lo había intentado – y había fallado. Ahora todo lo que podía hacer era ver que su destino se acercaba a ella, paso a paso, mientras era llevada al otro lado del Cañón, con remolinos de niebla levantándose y envolviéndola, y después desapareciendo con la misma rapidez. Luanda sentía como si estuviera siendo llevada a otro planeta, a un lugar del que nunca volvería.

Finalmente, llegaron al otro lado del CaГ±Гіn, y cuando RГіmulo dio su paso final, puso el manto alrededor de sus hombros, vibrando con un gran ruido, y con un brillo rojo luminiscente. RГіmulo dejГі caer a Luanda en el suelo, como si fuera una vieja papa, y azotГі con fuerza en el suelo, golpeando su cabeza y se quedГі ahГ­ tirada.

Los soldados de RГіmulo se quedaron ahГ­, en el borde del puente, mirando, todos con un miedo evidente de dar un paso hacia adelante y comprobar si efectivamente el Escudo se habГ­a desactivado.

RГіmulo, harto, agarrГі a un soldado, lo izГі por lo alto y lo lanzГі hacia el puente, al muro invisible que alguna vez fue el Escudo. El soldado levantГі las manos y gritГі, preparГЎndose para una muerte segura, mientras esperaba desintegrarse.

Pero esta vez, sucedió algo diferente. El soldado salió volando por el aire, aterrizó en el puente y rodó y rodó. La multitud miraba en silencio mientras seguía rodando hasta detenerse – vivo.

El soldado se volviГі y se sentГі y mirГі hacia atrГЎs a todos ellos, la mayorГ­a estaban sorprendidos por todo. Lo habГ­a logrado. Que sГіlo puede significar una cosa: el Escudo se habГ­a desactivado.

El ejГ©rcito de RГіmulo soltГі un gran rugido, y al unГ­sono, todos fueron a la carga. Se arremolinaron sobre Г©l, corriendo hacia el Anillo. Luanda se encogiГі de miedo, tratando de permanecer fuera del camino, mientras todos pasaban en estampida ante ella, como una manada de elefantes, rumbo a su patria. Ella miraba con desagrado.

Su paГ­s, como lo habГ­a conocido, estaba acabado.




CAPГЌTULO TRES


Reece estaba parado en el borde de la fosa de lava, mirando hacia abajo con total incredulidad, mientras la tierra se sacudГ­a violentamente debajo de Г©l. DifГ­cilmente podГ­a procesar lo que habГ­a hecho, sus mГєsculos aГєn le dolГ­an por haber liberado la roca, por haber lanzado la Espada del Destino en el pozo.

SГіlo habГ­a destruido el arma mГЎs poderosa del Anillo, el arma de la leyenda, la espada de sus antepasados durante generaciones, el arma del Elegido, la Гєnica arma que sostenГ­a al Escudo. Г‰l la habГ­a lanzado hacia un pozo de fuego derretido y con sus propios ojos la habГ­a visto derretirse, estallando en una gran bola de color rojo y luego, desaparecer en el vacГ­o.

Se habГ­a ido para siempre.

La tierra habГ­a empezado a temblar desde entonces y no habГ­a dejado de hacerlo. Reece luchГі por equilibrarse, al igual que los demГЎs, mientras se alejaba de la orilla. SentГ­a como si el mundo se desmoronara alrededor de Г©l. ВїQuГ© habГ­a hecho? ВїHabГ­a destruido el Escudo? ВїEl Anillo? ВїHabГ­a cometido el mayor error de su vida?

Reece se reafirmó diciéndose a él mismo que no tenía elección. La roca y la Espada eran simplemente demasiado pesadas para que todos se la llevaran cargando de aquí – mucho menos para escalar las paredes – o para escapar de estos salvajes violentos. Había estado en una situación desesperada, y había necesitado medidas desesperadas.

Su situaciГіn no habГ­a cambiado aГєn. Reece escuchГі un gran grito a su alrededor y surgiГі un sonido de mil de estas criaturas, castaГ±eando los dientes de una manera inquietante y riendo y gruГ±endo al mismo tiempo. Sonaba como un ejГ©rcito de chacales. Claramente, Reece los habГ­a encolerizado; se habГ­an llevado su preciado objeto, y ahora todos ellos parecГ­an resignados a hacerlo pagar.

A pesar de lo mala que había sido la situación antes, ahora era aún peor. Reece vio a los otros – Elden, Indra, O'Connor, Conven, Krog y Serna – todos mirando con horror hacia el pozo de lava, luego giraron y miraron alrededor con desesperación. Miles de Faws se acercaban de todas direcciones. Reece había logrado prescindir de la Espada, pero no había pensado más allá de eso, no había pensado en cómo sacar a los demás y a sí mismo del peligro. Estaban todavía completamente rodeados, sin posibilidad de salir.

Reece estaba decidido a encontrar una salida, y sin la carga de la Espada en sus cabezas, por lo menos ahora podrГ­an moverse rГЎpidamente.

Reece sacГі su espada y la blandiГі en el aire, con un timbre especial. ВїPor quГ© sentarse y esperar a que estas criaturas atacaran? Al menos morirГ­a peleando.

"ВЎA LA CARGA!", gritГі Reece a los demГЎs.

Todos sacaron sus armas y se unieron detrás de él, siguiéndolo mientras se alejaba del borde de la fosa de lava hacia la densa multitud de Faws, blandiendo su espada en todos los sentidos, matándolos de izquierda a derecha. Junto a él, Elden levantó su hacha y cortó dos cabezas a la vez, mientras O’Connor sacaba su arco y disparaba corriendo, matando a todos los que se encontraban en su camino. Indra se precipitó hacia adelante y con su espada corta, apuñaló a dos en el corazón, mientras Conven sacaba sus dos espadas y, gritando como loco, fue a la carga, blandiéndolas violentamente y matando Faws en todas direcciones. Serna empuñó su maza y Krog su lanza, protegiendo la retaguardia.

Eran una mГЎquina de combate unificada, luchando al unГ­sono, peleando por sus vidas, abriГ©ndose paso a travГ©s de la densa multitud que desesperadamente intentaba escapar. Reece los llevГі hasta una pequeГ±a colina, intentando llegar a tierras altas.

Resbalaban al caminar, la tierra seguГ­a moviГ©ndose, la ladera era escarpada, fangosa. HabГ­an perdido impulso, y varios Faws saltaron sobre Reece, araГ±ГЎndolo y mordiГ©ndolo. Se girГі y los golpeГі; eran persistentes y se aferraban a Г©l, pero se las arreglГі para echarlos, pateГЎndolos tambiГ©n, despuГ©s apuГ±alГЎndolos antes de que pudieran volver a atacar. Con cortadas y moretones, Reece siguiГі luchando, al igual que ellos, todos peleando por sus vidas, para subir la colina y escapar de ese lugar.

Cuando finalmente llegaron a las tierras altas, Reece tuvo un momento de respiro. Estaba allГ­ parado, jadeando por aire y a lo lejos, logrГі vislumbrar la pared del CaГ±Гіn antes de ser cubierta por la niebla. SabГ­a que por ahГ­ estaba su salvavidas de regreso a la superficie, y Г©l sabГ­a que tenГ­an que llegar ahГ­.

Reece mirГі hacia atrГЎs sobre su hombro y vio a miles de Faws corriendo cuesta arriba hacia ellos, zumbando, castaГ±eando los dientes, haciendo un ruido espantoso, mГЎs fuerte que nunca, y Г©l sabГ­a que no los dejarГ­an ir.

"ВїY yo quГ©?", gritГі una voz, a travГ©s del aire.

Reece se volviГі y vio allГ­ a Centra. TodavГ­a seguГ­a siendo prisionero, ademГЎs del lГ­der, y un Faw todavГ­a sostenГ­a un cuchillo en su garganta.

"ВЎNo me dejen!", gritГі. "ВЎVan a matarme!".

Reece se quedГі allГ­ parado, ardiendo de frustraciГіn. Por supuesto, Centra tenГ­a razГіn: lo matarГ­an. Reece no podГ­a dejarlo ahГ­; irГ­a contra su cГіdigo de honor. DespuГ©s de todo, Centra los habГ­a ayudado cuando habГ­an necesitado ayuda.

Reece se quedГі ahГ­ parado, dudando. Se dio vuelta y vio, a lo lejos, el muro del CaГ±Гіn, la salida, tentГЎndolo.

"ВЎNo podemos regresar por Г©l!", dijo Indra, frenГ©tica. "Nos matarГЎn a todos".

Ella pateГі a un Faw que se le acercГі y cayГі hacia atrГЎs, deslizГЎndose sobre la espalda, cuesta abajo.

"ВЎYa como estamos, tendremos suerte de escapar vivos!", dijo Serna.

"ВЎNo es uno de los nuestros!", dijo Krog. "ВЎNo podemos poner en peligro a nuestro grupo por Г©l!".

Reece se quedГі allГ­ parado, debatiendo. Los Faws se estaban acercando cada vez mГЎs, y Г©l sabГ­a que tenГ­a que tomar una decisiГіn.

"Tienen razГіn", admitiГі Reece. "Г‰l no es uno de los nuestros. Pero nos ayudГі. Y es un buen hombre. No puedo dejarlo a merced de esas cosas. ВЎNadie se queda atrГЎs!", dijo Reece con firmeza.

Reece comenzó a bajar la cuesta, a regresar por Centra – pero antes de que pudiera hacerlo, Conven repentinamente se separó del grupo y fue a la carga, corriendo, saltando y deslizándose en la cuesta fangosa, con la espada desenvainada, yendo hacia abajo y blandiendo su espada al avanzar, matando Faws de izquierda a derecha. Estaba yendo hacia donde venían, por su propia cuenta, imprudentemente, arrojándose al grupo de Faws y, de alguna manera, cortando camino a través de ellos con gran determinación.

Reece saltГі en acciГіn justo detrГЎs de Г©l.

"ВЎEl resto se queda aquГ­!", gritГі Reece. "ВЎEsperen a que regresemos!".

Reece siguiГі las pistas de Conven, acuchillando Faws de izquierda a derecha; alcanzГі a Conven y le dio su respaldo, los dos combatГ­an camino hacia la montaГ±a para buscar aВ  Centra.

Conven fue a la carga, abriГ©ndose paso entre la multitud de Faws, mientras Reece luchaba todo el camino para llegar a Centra, quien mirГі hacia atrГЎs, con los ojos bien abiertos de miedo. Un Faw levantГі su puГ±al para cortar la garganta de Centra, pero Reece no le dio la oportunidad: dio un paso hacia adelante, levantГі su espada, apuntГі y la arrojГі con todas sus fuerzas.

La espada saliГі volando por el aire, dando tumbos, y se alojГі en la garganta del Faw, un momento antes de que matara a Centra. Centra gritГі mientras veГ­a al Faw muerto, a sГіlo unos centГ­metros de Г©l, sus caras casi se tocaban.

Para sorpresa de Reece, Conven no fue hacia Centra; en cambio, siguiГі corriendo por la pequeГ±a colina, y Reece mirГі hacia arriba, horrorizado, al ver lo que estaba haciendo. Conven parecГ­a suicida. Se abriГі camino a travГ©s del grupo de Faws que estaba alrededor de su lГ­der, quien estaba sentado en lo alto de su plataforma, mirando la batalla. Conven los matГі de izquierda a derecha. No se lo esperaban, y todo pasГі demasiado rГЎpido para que reaccionaran. Reece se dio cuenta que Conven apuntaba a su lГ­der.

Conven se acercó más, saltó en el aire, levantó su espada y mientras el líder se daba cuenta y trataba de huir, Conven le atravesó el corazón. El líder gritó – y de repente, hubo un coro de 10 mil gritos de todos los Faws, como si ellos mismos hubieran sido apuñalados. Era como si todos compartieran el mismo sistema nervioso – y Conven lo había apuñalado.

"No debiste haber hecho eso", le dijo Reece a Conven, mientras corrГ­a a su lado. "Ahora has empezado una guerra".

Mientras Reece miraba con horror, una pequeГ±a colina explotГі y de ahГ­ salieron miles y miles de Faws, como un montГ­culo de hormigas. Reece se dio cuenta que Conven habГ­a matado a su abeja reina, que habГ­a incitado la ira de una naciГіn de estas cosas. La tierra temblГі con sus pasos, mientras todos rechinaban sus dientes e iban a la carga hacia Reece y Conven y Centra.

"ВЎCORRAN!", gritГі Reece.

Reece empujГі a Centra, quien estaba en estado de shock, y todo se volvieron y corrieron hacia los demГЎs, abriГ©ndose paso hacia la pista fangosa.

Reece sintiГі que un Faw saltaba sobre su espalda y lo derribaba. Lo arrastrГі por los tobillos, cuesta abajo y acercГі sus colmillos hacia su cuello.

Una flecha navegó por la cabeza de Reece y llegó el ruido de una flecha, impactando la carne y Reece volteó a ver a O’Connor, en la cima de la colina, sosteniendo un arco.

Reece se puso de pie, Centra lo ayudaba, mientras Conven protegГ­a su retaguardia, contraatacando a los Faws. Finalmente, todos corrieron el resto de la colina y llegaron hasta donde estaban los demГЎs.

"ВЎQuГ© gusto tenerlos de vuelta!", dijo Elden, mientras se abalanzaba y mataba a varios Faws con su hacha.

Reece hizo una pausa en la parte superior, asomГЎndose por la niebla y preguntГЎndose quГ© camino tomar. La senda tenГ­a una bifurcaciГіn y estaba a punto de ir a la derecha.

Pero de repente, Centra corriГі delante de Г©l, yendo hacia la izquierda.

¡Síganme!”, gritó Centra mientras corría. “¡Es la única manera!”.

Miles de Faws comenzaron a subir la cuesta; Reece y los demГЎs se volvieron y corrieron, siguiendo a Centra, deslizГЎndose y resbalando por el otro lado de la colina, mientras la tierra seguГ­a moviГ©ndose. Siguieron la pista de Centra y Reece estaba agradecido de que le habГ­a salvado la vida.

"ВЎTenemos que llegar al CaГ±Гіn!". Reece gritГі, sin estar seguro de quГ© camino seguirГ­a Centra.

Corrieron, zigzagueando a travГ©s de los gruesos y retorcidos ГЎrboles, esforzГЎndose por seguir a Centra, mientras Г©l avanzaba hГЎbilmente a travГ©s de la niebla, en un camino de tierra ГЎspera, cubierta de raГ­ces.

"ВЎSГіlo hay una manera de perder esas cosas!", dijo Centra. "ВЎSigan mi camino!".

Siguieron de cerca a Centra mientras corrГ­an, tropezando con las raГ­ces, araГ±ados por las ramas; Reece luchaba por ver a travГ©s de la espesa niebla. MГЎs de una vez tropezГі con los cimientos disparejos.

Corrieron hasta que los pulmones les dolГ­an, el horrible chillido de esas cosas detrГЎs de ellos, miles de ellos, se aproximaban. Elden y O'Connor, que ayudaban a Krog, los retrasaban. Г‰l esperaba y rezaba para que Centra supiera hacia dГіnde iba; no podГ­a ver el muro del CaГ±Гіn desde aquГ­.

De repente, Centra se detuvo en seco y estirГі su mano y golpeГі el pecho de Reece, deteniГ©ndolo.

Reece mirГі hacia abajo y vio a sus pies una pendiente empinada, hacia un rГ­o.

Reece volteГі a ver a Centra, extraГ±ado.

"Agua", explicГі Centra, faltГЎndole el aire. "Tienen miedo de cruzar el agua".

Todos los demГЎs se detuvieron al lado de ellos, mirando a los rugientes rГЎpidos, mientras trataban de recuperar el aliento.

"Es su Гєnica oportunidad", agregГі Centra. "Crucen el rГ­o y les perderГЎn la pista por ahora y ganarГЎn tiempo".

"Pero, ВїcГіmo?", preguntГі Reece, mirando las espumosas aguas verdes.

"ВЎEsa corriente nos matarГ­a!", dijo Elden.

Centra hizo una mueca.

"Ésa es la menor de sus preocupaciones", respondió. "El agua está llena de Fourens – el animal más mortífero del planeta. Si caes, te harán pedazos".

Reece mirГі hacia abajo, al agua, sorprendido.

"Entonces no podemos nadar", dijo O'Connor. "Y no veo un barco".

Reece mirГі sobre su hombro, el sonido de los Faws se escuchaba cada vez mГЎs cerca.

"Г‰sta es su Гєnica oportunidad", dijo Centra, estirando la mano hacia atrГЎs y tirando de una vid larga atada a un ГЎrbol; sus ramas colgaban sobre el rГ­o. "Debemos cruzar balanceГЎndonos", dijo Г©l. "No resbales. Y no caigas cerca de la orilla. RegrГ©sanosla cuando termines".

Reece mirГі hacia abajo al agua que gorgoteaba, y al hacerlo, vio a unas horribles criaturas amarillas muy pequeГ±as saltando, parecidas al pez luna, con grandes mandГ­bulas, haciendo chasquidos y ruidos extraГ±os. HabГ­a escuelas de ellos y todas parecГ­an como si estuvieran en espera de su prГіxima comida.

Reece mirГі sobre su hombro y vio al ejГ©rcito de Faws en el horizonte, acercГЎndose. No tenГ­an elecciГіn.

"Puedes ir primero", le dijo Centra a Reece.

Reece moviГі la cabeza.

"IrГ© al final", respondiГі. "En caso de que no todos lleguemos a tiempo. Ve tГє primero. TГє nos trajiste aquГ­".

Centra asintiГі con la cabeza.

"No tienes que decГ­rmelo dos veces", dijo con una sonrisa, mirando nerviosamente a los Faws acercГЎndose.

Centra sujetГі la vid y con un grito saltГі, balanceГЎndose rГЎpidamente sobre las aguas, mientras colgaba por lo bajo en la vid, levantando sus pies del agua y de las criaturas que chasqueaban. Finalmente, aterrizГі en la orilla, cayendo al suelo.

Lo logrГі.

Centra estaba parado, sonriendo; agarrГі la vid mientras se balanceaba y la enviГі de regreso hacia el rГ­o.

Elden estirГі la mano y la sujetГі, y se la dio a Indra.

"Las damas primero", dijo.

Ella hizo una mueca.

"No necesito mimos", dijo. "Eres pesado. Podrías romper la vid. Ve y acaba con esto de una vez. No te caigas – o esta mujer tendrá que salvarte".

Elden hizo una mueca, nada divertido, mientras ella agarraba la vid.

"SГіlo trataba de ayudar", dijo Г©l.

Elden saltГі con un grito, navegando por el aire y cayГі sobre la orilla lejana, al lado de Centra.

EnviГі la cuerda de regreso, y se fue O'Connor, seguido por Serna, Indra y luego Conven.

Los Гєltimos que quedaban eran Reece y Krog.

"Bueno, supongo que sГіlo quedamos nosotros dos", le dijo Krog a Reece. "Anda. SГЎlvate", le dijo Krog, mirando sobre su hombro nerviosamente. "Los Faws estaban demasiado cerca. No hay tiempo para queВ  los dos lo hagamos".

Reece moviГі la cabeza.

"Nadie se queda atrГЎs", dijo. "Si no vas, entonces yo tampoco lo harГ©".

Ambos permanecieron allГ­, obstinadamente, Krog se veГ­a cada vez mГЎs nervioso. Krog meneГі la cabeza.

“Eres un tonto. ¿Por qué cuidas tanto de mí? A mí tú no me importarías ni la mitad".

"Yo soy el lГ­der ahora, lo que hace que tГє seas mi responsabilidad", respondiГі Reece. "TГє no me importas. Me importa el honor. Y mi honor me ordena no dejar a nadie atrГЎs".

Ambos se dieron vuelta nerviosamente cuando el primero de los Faws los alcanzГі. Reece dio un paso adelante, al lado de Krog, y los acuchillaron con sus espadas, matando a varios de ellos.

"ВЎVamos juntos!", gritГі Reece.

Sin perder un momento mГЎs, Reece agarrГі a Krog, lo rodeГі sobre su hombro, agarrГі la cuerda y los dos gritaron mientras volaban por el aire, un momento antes de que los Faws irrumpieran en la orilla.

Los dos navegaban a travГ©s del aire, balanceГЎndose hacia el otro lado.

“¡Auxilio!”, gritó Krog.

Krog se estaba resbalando del hombro de Reece, y agarrГі la vid; pero ahora estaba mojada con el rocГ­o de los rГЎpidos, y las manos de Krog se resbalaron por la vid, mientras caГ­a en picado hacia abajo. Reece se agachГі para atraparlo, pero todo pasГі demasiado rГЎpido: Reece se descorazonГі cuando se vio obligado a ver caer aВ  Krog, fuera de su alcance, hacia las aguas brotantes.

Reece aterrizó en el otro extremo de la orilla y cayó al suelo. Se hizo ovillo, preparado para correr hacia el agua – pero antes de que pudiera reaccionar, Conven se separó del grupo, corrió hacia adelante y se sumergió de cabeza en las aguas embravecidas.

Reece y los demГЎs miraban, sin aliento. ВїConven era tan valiente?, se preguntГі Reece. ВїO tan suicida?

Conven nadГі sin temor a travГ©s de la corriente. AlcanzГі a Krog, de alguna manera, no siendo mordido por las criaturas, y lo sujetГі mientras Г©l se agitaba, poniendo un brazo alrededor de su hombro y flotando en el agua con Г©l. Conven nadaba contra la corriente, rumbo a la orilla.

De repente, Krog gritГі.

"ВЎMI PIERNA!".

Krog se retorciГі de dolor mientras un Fouren se alojaba en su pierna, mordiГ©ndolo, con su color amarillo brillante y escamas visibles sobre la corriente. Conven nadГі y nadГі hasta que finalmente se acercГі a la costa y Reece y los demГЎs estiraron la mano y tiraron de ellos. Al hacerlo, una escuela de Fourens saltГі en el aire tras ellos y Reece y los demГЎs los alejaron de un golpe.

Krog agitГі las manos y Reece mirГі hacia abajo y vio al Fouren aГєn en su pierna; Indra sacГі su daga, se inclinГі y la clavГі en el muslo de Krog mientras Г©l gritaba, alejando al animal. Г‰ste cayГі en la costa, y luego en el agua.

"ВЎTe odio!", le dijo Krog a ella.

"Bien", respondiГі Indra, sin inmutarse.

Reece mirГі a Conven, quien estaba allГ­ parado, empapado, sorprendido de su intrepidez. Conven echГі un vistazo, inexpresivo, y Reece notГі asombrado que un Fouren se habГ­a alojado en su brazo, agitГЎndose en el aire. Reece no podГ­a creer lo calmado que estaba Conven, cuando se acercГі lentamente, tirГі de Г©l y lo lanzГі de vuelta al agua.

"ВїNo te doliГі?", le preguntГі Thor, confundido.

Conven se encogiГі de hombros.

Reece se preocupГі por Conven mГЎs que nunca; mientras admiraba su valor, no podГ­a creer su imprudencia. Se habГ­a zambullido de cabeza a una escuela de feroces criaturas y ni siquiera lo habГ­a pensado dos veces.

Al otro lado del rГ­o, cientos de Faws estaban ahГ­ parados, mirando, enfurecidos, castaГ±eando sus dientes.

"Finalmente", dijo O'Connor, "estamos a salvo".

Centra meneГі la cabeza.

"SГіlo por ahora. Esos Faws son inteligentes. Conocen los meandros del rГ­o. TomarГЎn el camino largo, correrГЎn alrededor de Г©l, encontrarГЎn el cruce. Pronto van a estar de nuestro lado. Tenemos el tiempo limitado. Debemos avanzar".

Todos siguieron a Centra mientras Г©l corrГ­a a travГ©s de los campos de fango, mГЎs allГЎ de gГ©iseres que explotaban, navegando a lo largo de este paisaje exГіtico.

Corrieron y corrieron, hasta que finalmente la niebla se abriГі y el corazГіn de Reece estaba eufГіrico al ver, ante ellos, al muro del CaГ±Гіn, con su antigua piedra brillante. Г‰l mirГі hacia arriba, y sus paredes parecГ­an ser increГ­blemente altas. No sabГ­a cГіmo podrГ­an subir.

Reece se quedГі allГ­ parado con los demГЎs y miraron hacia arriba con temor. La pared parecГ­a aГєn mГЎs imponente ahora de lo que habГ­a sido en el camino. MirГі y vio su estado desigual y se preguntaba cГіmo podrГ­an escalarlo. Todos estaban muy agotados, golpeados y magullados, cansados de la batalla. Sus manos y pies estaban en carne viva. ВїCГіmo podrГ­an ir hacia arriba, cuando les habГ­a costado todas sus fuerzas simplemente descender?

"No puedo seguir", dijo Krog, sibilante, con una voz entrecortada.

Reece sentГ­a lo mismo, aunque no lo decГ­a.

Estaban acorralados. HabГ­an corrido mГЎs rГЎpido que los Faws, pero no por mucho tiempo. Pronto les encontrarГ­an, y serГ­an todos superados en nГєmero y los matarГ­an. Todo este duro trabajo, todos sus esfuerzos, habГ­an sido en vano.

Reece no querГ­a morir ahora. No en este lugar. Si tenГ­a que morir, querГ­a morir allГ­, en su propio suelo, en tierra firme, y con Selese a su lado. Si tan sГіlo pudiera tener otra oportunidad para escapar.

Reece escuchГі un ruido horrible, y se volviГі y vio a los Faws, como a noventa metros de distancia. HabГ­a miles de ellos, y ya habГ­an bordeado el rГ­o y se acercaban.

Todos sacaron sus armas.

"No queda ningГєn lugar a dГіnde correr", dijo Centra.

"ВЎEntonces pelearemos a muerte!", gritГі Reece.

"ВЎReece!", se escuchГі una voz.

Reece mirГі hacia arriba de las paredes del CaГ±Гіn y cuando la niebla se disipГі, vio una cara que pensГі primeramente que era una apariciГіn. No lo podГ­a creer. AllГ­, delante de Г©l, estaba la mujer en la que habГ­a estado pensando.

Selese.

ВїQuГ© hacГ­a aquГ­? ВїCГіmo habГ­a llegado aquГ­? ВїY quiГ©n era esa otra mujer que estaba con ella? ParecГ­a la curandera real, Illepra.

Las dos estaban ahГ­ colgadas, a un costado del acantilado, con una larga y gruesa cuerda enrollada alrededor de sus cinturas y manos. Bajaban rГЎpidamente, en una cuerda larga y gruesa, fГЎcil de sujetar. Selese estirГі la mano hacia atrГЎs y lanzГі el resto hacia abajo, cayendo unos quince metros por el aire, como manГЎ del cielo y aterrizando en los pies de Reece.

Era su escape.

No lo dudaron. Todos corrieron hacia ella y en unos momentos estaban subiendo tan rГЎpidamente como podГ­an. Reece dejГі que subieran todos primero, y al saltar al final, subiГі y jalГі la cuerda con Г©l mientras se elevaba, para que los Faws no pudieran alcanzarla.

Al despejar el terreno, los Faws aparecieron, estirándose y saltando sobre sus pies – fallando por poco, mientras Reece subía, fuera de su alcance.

Reece se detuvo al alcanzar a Selese, quien lo esperaba en una cornisa; se inclinГі y se besaron.

"Te amo", dijo Reece, con todo su ser lleno de amor por ella.

"Y yo a ti", respondiГі.

Los dos se volvieron y subieron el muro del CaГ±Гіn junto con los demГЎs. SubГ­an, mГЎs y mГЎs alto. Pronto, estarГ­an en casa. Reece casi no lo podГ­a creer.

En su hogar.




CAPГЌTULO CUATRO


Alistair corrió a través del caótico campo de batalla, zigzagueando entre los soldados, mientras luchaban por sus vidas contra el ejército de los muertos vivientes alrededor de ellos. Los gemidos y gritos llenaban el aire, mientras los soldados mataban a los espíritus malignos – y los demonios, a su vez, mataban a los soldados. Los Plateados y los MacGil y los Silesios luchaban con denuedo – pero eran ampliamente superados en número. Por cada muerto viviente que mataban, aparecían tres más. Era sólo cuestión de tiempo, como podía ver Alistair, para que su gente fuera aniquilada.

Alistair duplicГі su velocidad, corriendo con todas sus fuerzas, sus pulmones estallando, agachГЎndose, mientras un muerto viviente iba a golpearle la cara y gritaba, y otro le araГ±aba el brazo, sacГЎndole sangre. Ella no se detuvo para luchar contra ellos. No habГ­a tiempo. TenГ­a que encontrar a Argon.

CorriГі en la direcciГіn en que lo habГ­a visto por Гєltima vez, cuando estaba luchando contra Rafi y se habГ­a derrumbado por el esfuerzo. Ella orГі para que no lo hubiese matado, para que ella pudiera despertarlo y para que pudiera llegar antes de que ella y toda su gente fueran asesinados.

Un muerto viviente apareciГі ante ella, bloqueando su camino, y ella extendiГі la palma de su mano; una bola blanca de luz lo golpeГі en el pecho, derribГЎndolo hacia atrГЎs.

Cinco más aparecieron y ella extendió la mano – pero esta vez, solamente apareció una bola de luz y las otras cuatro se quedaron cerca de ella. Se sorprendió al darse cuenta de que sus poderes eran limitados.

Alistair se preparó para el ataque mientras se acercaban – cuando escuchó un gruñido y vio a Krohn, saltando a su lado y hundiendo sus colmillos en los cuellos de ellos. Los muertos vivientes se volvieron contra él, y Alistair encontró su oportunidad. Ella le dio un codazo a uno en la garganta, derribándolo y corrió.

Alistair se abriГі camino a travГ©s del caos, desesperada, los espГ­ritus malignos aumentaban en nГєmero por el momento, su gente empezaba a retroceder. Mientras ella se agachГі y se moviГі de un lado al otro, finalmente emergiГі en un pequeГ±o claro, el lugar donde ella recordaba haber visto a Argon.

Alistair habГ­a explorado el terreno, desesperada, y finalmente, entre todos los cadГЎveres, lo encontrГі. Г‰l estaba ahГ­ tirado, desplomado en el suelo, hecho un ovillo. YacГ­a en un pequeГ±o claro y evidentemente habГ­a hecho algГєn hechizo para alejar a los demГЎs de Г©l. Estaba inconsciente, y cuando Alistair corriГі a su lado, ella esperaba y oraba para que todavГ­a estuviese vivo.

Cuando se acercГі mГЎs, Alistair se sentГ­a envuelta, protegida en su burbuja mГЎgica. Ella se arrodillГі junto a Г©l y respirГі hondo, finalmente a salvo de la batalla alrededor de ella, encontrando un descanso en el ojo de la tormenta.

Sin embargo, Alistair tambiГ©n estaba llena de terror mientras miraba a Argon: yacГ­a allГ­, con los ojos cerrados, sin respirar. Estaba llena de pГЎnico.

"ВЎArgon!", gritГі ella, moviendo los hombros de Г©l con ambas manos, temblando. "ВЎArgon, soy yo! ВЎAlistair! ВЎDespierta! ВЎTienes que despertar!".

Argon yacГ­a ahГ­, sin responder, mientras alrededor de ella, la batalla se intensificaba.

"ВЎArgon, por favor! Te necesitamos. No podemos combatir la magia de Rafi. No tenemos las habilidades que tienes tГє. Regresa, por favor. Por el Anillo. Por Gwendolyn. Por Thorgrin".

Alistair lo sacudiГі, sin embargo, no respondiГі.

Desesperada, se le ocurriГі una idea. Puso ambas palmas de las manos en su pecho, cerrГі los ojos y se centrГі. ConvocГі a toda la energГ­a interna que le quedaba, y lentamente, sintiГі las manos calientes. Cuando abriГі los ojos, vio una luz azul que emanaba de sus palmas, esparciГ©ndose sobre el pecho y hombros de Г©l. Pronto envolviГі todo su cuerpo. Alistair estaba usando un antiguo conjuro que habГ­a aprendido una vez, para revivir a los enfermos. La estaba agotando y sintiГі que toda la energГ­a salГ­a de su cuerpo. DebilitГЎndose, deseГі que Argon regresara.

Alistair se derrumbГі, agotada por el esfuerzo y quedГі al lado de Argon, demasiado dГ©bil para moverse.

SintiГі movimiento, y mirГі, y para su sorpresa vio a Argon comenzar a agitarse.

Ella se sentГі y volteГі hacia Г©l, con sus ojos brillando con una intensidad que la asustГі. Г‰l la mirГі fijamente, inexpresivo, despuГ©s estirГі la mano, tomo su bastГіn y se puso de pie. Г‰l extendiГі una mano, agarrГі la de ella y sin esfuerzo, tirГі de sus pies.

Mientras sostenГ­a su mano, ella sentГ­a que toda su energГ­a era restaurada.

"ВїDГіnde estГЎ Г©l?", preguntГі Argon.

Argon no esperГі una respuesta; era como si supiera exactamente donde tenГ­a que ir, al darse vuelta, con el bastГіn a su lado, caminГі en el fragor de la batalla.

Alistair no podГ­a entender cГіmo Argon no vacilaba a caminar entre los soldados. Entonces comprendiГі por quГ©: era capaz de lanzar una burbuja mГЎgica alrededor de Г©l mientras avanzaba, y aunque los muertos vivientes lo atacaban por todos lados, ninguno era capaz de penetrar en Г©l. Alistair se quedГі cerca de Г©l mientras caminaba sin temor, sin que le hicieran daГ±o en el fragor de la batalla, como si diera un paseo en un prado, en un dГ­a soleado.

Los dos se abrieron paso a travГ©s del campo de batalla, y Г©l siguiГі en silencio, marchando, ataviado con su manto blanco y con su capucha, caminando tan rГЎpido que Alistar apenas podГ­a mantener el paso.

Finalmente se detuvo en el centro de la batalla, en un claro, opuesto a donde estaba parado Rafi. Rafi todavГ­a estaba ahГ­, sosteniendo ambos brazos en sus costados, con los ojos en blanco, mientras convocaba a miles de muertos vivientes, saliendo de la grieta de la tierra.

Argon habГ­a levantado una sola palma de la mano, hacia arriba, mirando al cielo y abriГі sus ojos de par en par.

"ВЎRAFI!", gritГі desafiante.

A pesar de todo ese ruido, el grito de Argon se escuchaba a travГ©s de la batalla, resonando en las colinas.

Mientras Argon gritaba, de repente las nubes se abrieron en lo alto. Un chorro de luz blanca saliГі volando hacia abajo, desde el cielo, directamente a la palma de la mano de Argon, como si lo conectara hasta el mismo cielo. La corriente de luz se hizo mГЎs y mГЎs amplia, como un tornado, envolviendo el campo de batalla, envolviendo todo a su alrededor.

Hubo un fuerte viento y un gran ruido silbante, y Alistair vio con incredulidad cГіmo, debajo de ella, la tierra comenzaba a temblar aГєn mГЎs violentamente, y la enorme grieta en la tierra comenzГі a moverse en la direcciГіn opuesta, lentamente, acordonГЎndose a sГ­ misma.

Mientras empezaba a cerrarse sola, docenas de muertos vivientes gritaron, aplastados al tratar de salir.

En pocos momentos, cientos de muertos vivientes se resbalaban hacia la tierra, mientras la grieta se hacГ­a mГЎs y mГЎs estrecha.

La tierra temblГі una Гєltima vez, y luego hubo un silencio, mientras la grieta finalmente se cerraba sola, y aparecГ­a la tierra, como si ninguna fisura hubiese aparecido. Los gritos horribles de los muertos vivientes llenaron el aire, silenciado debajo de la tierra.

Hubo un silencio, una pausa momentГЎnea en la batalla, como si todos se hubiesen quedado parados a observar.

Rafi gritГі, se volviГі y puso su mirada en Argon.

"ВЎARGON!", gritГі Rafi.

HabГ­a llegado el momento para el choque final de estos dos Titanes.

Rafi corriГі al claro abierto, sosteniendo su bastГіn rojo por lo alto, y Argon no dudГі, corriendo a recibir a Rafi.

Los dos se reunieron en el centro, cada uno blandiendo sus bastones por arriba de sus cabezas. Rafi bajГі su bastГіn hacia Argon y Argon subiГі el suyo y lo bloqueГі. SurgiГі una gran luz blanca, como chispas, cuando se encontraron. Argon lo blandiГі hacia atrГЎs y Rafi lo bloqueГі.

Iban hacia adelante y hacia atrГЎs, golpe tras golpe, atacando, bloqueando, con la luz blanca volando por todos lados. La tierra temblaba con cada uno de sus golpes, y Alistair podГ­a sentir una energГ­a monumental en el aire.

Finalmente, Argon encontrГі su brecha, empuГ±ando su bastГіn de abajo hacia arriba, y al hacerlo, hizo pedazos el bastГіn de Rafi.

La tierra se sacudiГі violentamente.

Argon dio un paso adelante, levantГі su bastГіn por lo alto con las dos manos, y lo hundiГі hacia abajo, en el pecho de Rafi.

Rafi soltГі un grito terrible, miles de pequeГ±os murciГ©lagos salieron volando de su boca, mientras su mandГ­bula permanecГ­a abierta. El cielo se puso negro por un momento, mientras espesas nubes negras se reunГ­an desde los cielos sobre la cabeza de Rafi, y se arremolinaban hacia la tierra. Se lo tragaron entero y Rafi gritГі mientras daba vueltas en el aire, siendo tirado hacia arriba, en los cielos, rumbo a un destino horrible que Alistair no querГ­a imaginar.

Argon se quedГі allГ­ parado, jadeando, mientras todo quedaba en silencio, con Rafi muerto.

El ejГ©rcito de muertos vivientes, uno a uno, se desintegraron ante los ojos de Argon, cada uno cayendo en un montГіn de cenizas. Pronto el campo de batalla estaba lleno de miles de montГ­culos, que era todo lo que quedaba de los maleficios de Rafi.

Alistair examinГі el campo de batalla y vio que quedaba sГіlo una batalla por emprender: a travГ©s del claro, su hermano, Thorgrin, ya estaba frente a frente con su padre, AndrГіnico. Ella sabГ­a que en la batalla venidera, uno de estos hombres decididos, perderГ­a la vida: su hermano o su padre. Oraba para que fuera su hermano quien saliera vivo.




CAPГЌTULO CINCO


Luanda yacГ­a en el suelo, a los pies de RГіmulo, viendo con horror cГіmo miles de soldados del Imperio inundaban el puente, gritando triunfalmente, mientras cruzaban el Anillo. Ellos estaban invadiendo su patria, y no habГ­a nada que ella pudiera hacer excepto sentarse ahГ­, indefensa, y mirar y preguntarse si todo eso era su culpa, de alguna manera. No pudo evitar sentir que de alguna manera era responsable de haber desactivado el Escudo.

Luanda se volviГі y mirГі hacia el horizonte, vio las naves interminables del Imperio, y sabГ­a que pronto, millones de tropas del Imperio los inundarГ­an. Su pueblo estaba acabado, el Anillo estaba acabado. Todo habГ­a acabado.

Luanda cerrГі los ojos y moviГі la cabeza, una y otra vez. Hubo un tiempo en que habГ­a estado tan enojada con Gwendolyn, con su padre y le habrГ­a alegrado presenciar la destrucciГіn del Anillo. Pero su mentalidad habГ­a cambiado, desde la traiciГіn de AndrГіnico y su trato hacia ella, desde que le habГ­a afeitado la cabeza, desde que la habГ­a golpeado frente a su pueblo. Le hizo darse cuenta de lo equivocada que habГ­a estado, de lo ingenua que habГ­a sido en su propia bГєsqueda por el poder. Ahora, darГ­a cualquier cosa por volver a su antigua vida, de nuevo. Todo lo que querГ­a ahora era una vida de paz y satisfacciГіn. Ya no deseaba la ambiciГіn ni el poder; ahora, sГіlo querГ­a sobrevivir, para enmendar sus errores.

Pero mientras observaba, Luanda se dio cuenta de que era demasiado tarde. Ahora su amada patria estaba camino a la destrucciГіn, y no habГ­a nada que pudiera hacer.

Luanda oyГі un ruido espantoso, de risas mezcladas con un gruГ±ido, y mirГі hacia arriba y vio a RГіmulo allГ­ parado, con las manos en la cadera, viendo todo, con una enorme sonrisa de satisfacciГіn en su rostro, mostrando sus dientes largos y chuecos. EchГі atrГЎs la cabeza y se reГ­a y se reГ­a, eufГіrico.

Luanda deseaba matarlo; si tuviera un puГ±al en la mano, le atravesarГ­a el corazГіn. Pero conociГ©ndolo, con lo grueso de su piel, con lo inmune que era a todo, seguramente la daga ni siquiera lo perforarГ­a.

RГіmulo mirГі hacia abajo para verla, y su sonrisa se convirtiГі en una mueca.

"Ahora", dijo, "es hora de matarte lentamente".

Luanda oyГі un sonido metГЎlico distintivo y vio a RГіmulo sacar un arma de su cintura. ParecГ­a una espada corta, excepto que tenГ­a una punta larga y estrecha. Era un arma maligna, evidentemente diseГ±ada para la tortura.

"Vas a sufrir mucho, mucho", dijo Г©l.

Mientras bajaba su arma, Luanda puso sus manos en su rostro, como para bloquearlo todo. Ella cerrГі los ojos y gritГі.

Fue entonces cuando ocurriГі algo extraГ±o: mientras Luanda gritaba, el grito hizo eco en un grito aГєn mayor. Era el aullido de un animal. De un monstruo. Un rugido instintivo, mГЎs fuerte y mГЎs resonante que cualquiera que hubiera escuchado en su vida. Era como un trueno, destrozando los cielos.

Luanda abriГі los ojos y mirГі al cielo, preguntГЎndose a sГ­ misma si lo habГ­a imaginado. Sonaba como si hubiera sido el chillido de Dios mismo.

RГіmulo, tambiГ©n sorprendido, mirГі al cielo, desconcertado. Por su expresiГіn, Luanda podrГ­a decir que realmente habГ­a sucedido; no lo habГ­a imaginado.

VolviГі a surgir un segundo grito, incluso peor que el primero, con tal ferocidad, con tal poder, que Luanda se dio cuenta de que sГіlo podГ­a ser una cosa:

Un dragГіn.

Mientras los cielos se separaban, Luanda estaba asombrada de ver a dos inmensos dragones a lo alto, eran las criaturas mГЎs grandes y aterradoras que habГ­a visto, tapando el sol, convirtiendo el dГ­a en noche, mientras lanzaban una sombra sobre ellos.

El arma de RГіmulo cayГі de sus manos, con su boca abierta en estado de shock. Evidentemente, nunca habГ­a visto algo como esto, especialmente mientras los dos dragones volaban tan bajo en el suelo, apenas a seis metros arriba de sus cabezas, casi picoteando sus cabezas. Sus grandes patas colgaban debajo de ellos, y mientras chillaban otra vez, arquearon sus espaldas y abrieron sus alas.

Al principio, Luanda, se preparГі, asumiendo que iban a matarla. Pero al verlos volar tan rГЎpido arriba de su cabeza, sintiГі que el viento que dejaban la derribaba, y se dio cuenta de que iban hacia otra parte: sobre el CaГ±Гіn. Al Anillo.

Los dragones deben haber visto a los soldados cruzando hacia el Anillo y se dieron cuenta de que el Escudo estaba desactivado. Deben haberse dado cuenta de que Г©sta era su oportunidad para entrar en el Anillo, tambiГ©n.

Luanda observГі, cautivada, cГіmo un dragГіn de repente abrГ­a su boca, bajaba en picado y soplaba un chorro de fuego a los hombres que estaban en el puente.

Se escucharon los gritos de miles de soldados del Imperio, chillando hacia los cielos, mientras una gran pared de fuego los envolvГ­a.

Los dragones continuaron volando, soplando fuego, mientras cruzaban el puente, quemando a todos los hombres de RГіmulo. Luego siguieron volando hacia el Anillo mismo, soplando fuego y destruyendo a todo hombre del Imperio que entrara, enviando ola tras ola de destrucciГіn.

En pocos momentos, no quedaban hombres del Imperio en el puente, o en la tierra del Anillo.

Los hombres del Imperio que se dirigГ­an hacia el puente, que estaban a punto de cruzar, se detuvieron en seco. No se atrevieron a entrar. En cambio, se dieron vuelta y huyeron, corriendo hacia las embarcaciones.

RГіmulo se volviГі para ver, furioso, cГіmo se iban sus hombres.

Luanda se quedГі ahГ­ sentada, aturdida, y se dio cuenta de que Г©sta era su oportunidad. RГіmulo estaba distraГ­do, mientras se daba vuelta y perseguГ­a a sus hombres e intentaba hacerlos dirigirse hacia el puente. Esta era la oportunidad de ella.

Luanda se puso de pie de un salto, con su corazГіn latiendo a toda velocidad y se dio vuelta y corriГі hacia el puente. Ella sabГ­a que tenГ­a sГіlo unos momentos preciosos. Si tenГ­a suerte, tal vez, sГіlo tal vez, correrГ­a el tiempo suficiente antes de que RГіmulo se diera cuenta y llegarГ­a al otro lado. Y si llegaba al otro lado, tal vez estar en su tierra, le ayudarГ­a a activar el Escudo.

TenГ­a que intentarlo, y sabГ­a que tenГ­a que hacerlo ahora o nunca.

Luanda corriГі y corriГі, respirando tan fuerte que apenas podГ­a pensar, sus piernas le temblaban. TropezГі, sus piernas le pesaban, su garganta estaba seca, agitaba sus brazos al avanzar, el frГ­o viento golpeaba su cabeza calva.

CorriГі mГЎs y mГЎs rГЎpido, su corazГіn latГ­a en sus oГ­dos, el sonido de su propia respiraciГіn llenaba su mundo, mientras todo se volvГ­a borroso. Ella logrГі correr cuarenta y cinco buenos metros a travГ©s del puente, antes de escuchar el primer grito.

RГіmulo. Evidentemente, la habГ­a visto.

DetrГЎs de ella, de repente se escuchГі el sonido de los hombres yendo a la carga, a caballo, cruzando el puente, tras ella.

Luanda corriГі a toda velocidad, aumentando su ritmo, mientras sentГ­a a los hombres cerca de ella. CorriГі mГЎs allГЎ de todos los cadГЎveres de los hombres del Imperio, quemados por los dragones, algunos aГєn en llamas, haciendo lo posible para evitarlos. DetrГЎs de ella, los caballos se escuchaban con mayor fuerza. MirГі sobre su hombro, vio sus lanzas levantadas por lo alto y sabГ­a que esta vez, RГіmulo pretendГ­a matarla. Ella sabГ­a que, en pocos minutos, las lanzas se incrustarГ­an en su espalda.

Luanda mirГі hacia adelante y vio el Anillo, la tierra, a pocos metros delante de ella. Si tan sГіlo pudiera lograrlo. Faltaban tres metros mГЎs. Si tan solo pudiera cruzar la frontera, tal vez, sГіlo tal vez, el Escudo se activarГ­a y la salvarГ­a.

Los hombres iban hacia ella de manera amenazante, mientras daba sus pasos finales. El sonido de los caballos le era ensordecedor, y oliГі el sudor de los caballos y de los hombres. Se preparГі, esperando que una lanza le perforara la espalda en cualquier momento. Ellos estaban a pocos metros de distancia. Pero ella tambiГ©n.

En un Гєltimo acto de desesperaciГіn, Luanda se zambullГі, justo al ver a un soldado levantar su mano con una lanza detrГЎs de ella. CayГі al suelo dando una voltereta. Con el rabillo del ojo vio volar una lanza por el aire, dirigiГ©ndose hacia ella.

Pero tan pronto como Luanda cruzГі la lГ­nea, aterrizГі en la tierra del Anillo, de repente, detrГЎs de ella, el Escudo se activГі nuevamente. La lanza, a centГ­metros de ella, se desintegrГі en el aire. Y detrГЎs de Г©l, todos los soldados en el puente gritaron, llevando sus manos hacia sus rostros, mientras ardГ­an en llamas, desintegrГЎndose.

En momentos, todos quedaron hechos un montГіn de cenizas.

Al otro lado del puente, RГіmulo estaba parado, observando todo. Г‰l gritГі y golpeГі su pecho. Fue un grito de agonГ­a. Un grito de alguien que habГ­a sido derrotado. Burlado.

Luanda yacГ­a ahГ­, respirando con dificultad, en estado de shock. Ella se agachГі y besГі el suelo en el que estaba. Luego echГі la cabeza hacia atrГЎs y rio de placer.

Lo habГ­a logrado. Estaba a salvo.




CAPГЌTULO SEIS


Thorgrin estaba parado en el claro, frente a AndrГіnico, rodeado de ambos ejГ©rcitos. Estaban parados en un punto muerto, viendo como padre e hijo se enfrentaban una vez mГЎs. AndrГіnico se quedГі ahГ­ parado, en toda su gloria, por encima de Thor, blandiendo una enorme hacha en una mano y una espada en la otra. Mientras Thor lo enfrentaba, se obligГі a respirar lenta y profundamente, para controlar sus emociones. Thor tenГ­a que tener la mente clara, para centrarse mientras luchaba contra este hombre, del mismo modo que lo harГ­a con cualquier otro enemigo. TenГ­a que decirse a Г©l mismo que no estaba enfrentando a su padre, sino a su peor enemigo. El hombre que habГ­a lastimado a Gwendolyn; el hombre que habГ­a lastimado a todos sus compatriotas; el hombre que le habГ­a lavado el cerebro. El hombre que merecГ­a morir.

Con Rafi muerto, Argon en control, y todos los muertos vivientes debajo de la tierra, no tenГ­a caso retrasar esta confrontaciГіn final: AndrГіnico enfrentГЎndose a Thorgrin. Era la batalla que debГ­a determinar el destino de la guerra. Thor no lo dejaba escapar, no esta vez, y AndrГіnico, acorralado, por fin parecГ­a estar dispuesto a enfrentarse con su hijo.

"Thornicus, tГє eres mi hijo", dijo AndrГіnico, con su voz baja reverberante. "No quiero hacerte daГ±o".

"Pero yo sГ­ quiero hacerle daГ±o", respondiГі Thor, negГЎndose a ceder ante los juegos mentales de AndrГіnico.

"Thornicus, hijo mГ­o", repitiГі AndrГіnico, mientras Thor daba un paso mГЎs, con cautela. "No quiero matarte. DepГіn las armas y acompГЎГ±ame. Гљnete a mГ­, como antes. TГє eres mi hijo. TГє no eres hijo de ellos. Llevas mi sangre; no la de ellos. Mi patria es tu patria; el Anillo no es mГЎs que un lugar adoptado por ti. TГє eres mi pueblo. Estas personas no significan nada para ti. Ven a casa. Vuelve al Imperio. PermГ­teme ser el padre que siempre quisiste. Y sГ© el hijo que siempre quise que fueras.

"No lucharГ© contra ti", dijo AndrГіnico finalmente, mientras bajaba su hacha.

Thor ya habГ­a escuchado suficiente. TenГ­a que hacer algo ahora, antes de permitir que influenciara su mente este monstruo.

Thor soltГі un grito de guerra, subiГі su espada por lo alto y se fue a la carga, bajГЎndola con ambas manos hacia la cabeza de AndrГіnico.

AndrГіnico lo mirГі con sorpresa, luego, en el Гєltimo segundo, bajГі la mano, agarrГі su hacha del suelo, la levantГі y bloqueГі el golpe de Thor.

Salieron chispas de la espada de Thor, mientras los dos entrelazaban armas, a unos centГ­metros de distancia, cada uno gimiendo, mientras AndrГіnico frenaba el golpe de Thor.

"Thornicus", gruГ±Гі AndrГіnico, "tu fuerza es grande. Pero es mi fuerza. Te di esto. Mi sangre corre por tus venas. ВЎPara esta locura y Гєnete a mГ­!".

AndrГіnico hizo retroceder a Thor, y Thor tambaleГі hacia atrГЎs.

"ВЎNunca!", gritГі Thor, desafiante. "Nunca volverГ© contigo. TГє no eres un padre para mГ­. Eres un extraГ±o. ВЎNo mereces ser mi padre!".

Thor volviГі a la carga, gritando, y bajГі su espada. AndrГіnico la bloqueГі, y Thor, esperГЎndolo, rГЎpidamente se dio vuelta con su espada y cortГі el brazo de AndrГіnico.

AndrГіnico gritГі, mientras salГ­a sangre a chorros de su herida. TambaleГі hacia atrГЎs y mirГі a Thor con incredulidad, estirando la mano y tocando su herida, y despuГ©s examinando la sangre en su mano.

"Quieres matarme", dijo AndrГіnico, como dГЎndose cuenta por primera vez. "DespuГ©s de todo lo que he hecho por ti".

"Sin duda", dijo Thorgrin.

AndrГіnico lo habГ­a analizado, como si fuera una nueva persona, y pronto su mirada cambiГі de ser de asombro y desilusiГіn, a una de ira.

"ВЎEntonces tГє no eres hijo mГ­o!", gritГі. "ВЎEl Gran AndrГіnico no pregunta dos veces!".

AndrГіnico arrojГі su espada, levantГі su hacha de batalla con ambas manos, soltГі un gran grito y fue hacia Thor. Finalmente, la batalla habГ­a comenzado.

Thor levantГі su espada para bloquear el golpe, pero cayГі con tanta fuerza que, para su asombro, rompiГі su espada, partiГ©ndola en dos.

Thor rápidamente improvisó, quitándose del camino mientras el golpe continuaba bajando; sólo lo rozó, fallando por un dos centímetros; estuvo tan cerca que pudo sentir el viento soplar en su hombro. Su padre tenía una fuerza tremenda, mayor que cualquier guerrero que hubiese enfrentado, y Thor sabía que no sería fácil. Su padre también era demasiado rápido – una combinación mortal. Y ahora Thor no tenía arma alguna.

AndrГіnico girГі nuevamente sin vacilar, moviГ©ndose lateralmente, con el objetivo de cortar a Thor en dos.

Thor saltГі en el aire, sobre la cabeza de AndrГіnico, haciendo una voltereta, usando sus poderes internos para impulsarlo, para hacerlo volar en el aire y caer detrГЎs de AndrГіnico. Г‰l aterrizГі sobre sus pies, se inclinГі y tomГі la espada de su padre del suelo, girГі y fue a la carga, moviГ©ndose hacia la espalda de AndrГіnico.

Pero para sorpresa de Thor, Andrónico fue tan rápido, que estaba preparado. Giró y bloqueó el golpe. Thor sintió el impacto del metal contra metal reverberando en todo su cuerpo. La espada de Andrónico, por lo menos, resistía; era más fuerte que la suya. Era extraño sostener la espada de su padre – especialmente cuando se enfrentaba a él.

Thor girГі y bajГі hacia los costados, hacia el hombro de AndrГіnico. AndrГіnico lo bloqueГі y bajГі hacia Thor.

Iban de allГЎ para acГЎ, atacando y bloqueando, Thor hacГ­a retroceder a AndrГіnico, y AndrГіnico, a su vez, empujaba a Thor hacia atrГЎs. Volaban chispas, las armas se movГ­an tan rГЎpido, brillando en la luz, su gran resueno remachaba el campo de batalla, los dos ejГ©rcitos observaban, petrificados. Los dos grandes guerreros se empujaban mutuamente hacia atrГЎs y hacia adelante en el claro abierto, y ninguno ganaba ni un ГЎpice.

Thor levantГі su espada para atacar nuevamente, pero esta vez AndrГіnico le sorprendiГі, al dar un paso adelante y patearlo en el pecho. Thor saliГі volando hacia atrГЎs, aterrizando de espaldas.

AndrГіnico se abalanzГі y bajГі su hacha. Thor rodГі fuera del camino, pero no con la suficiente rapidez: cortГі el bГ­ceps de Thor, lo suficiente como para sacarle sangre. Thor gritГі, pero no obstante, girГі y esgrimiГі su espada y cortГі la pantorrilla de AndrГіnico.

AndrГіnico tropezГі y gritГі, y Thor se revirГі a sus pies, mientras los dos se enfrentaban uno al otro, heridos.

"Yo soy mГЎs fuerte que tГє, hijo", dijo AndrГіnico. "Y mГЎs experimentado en la batalla. RГ­ndete ya. Tus poderes druidas no funcionarГЎn en mi contra. Soy yo contra ti, hombre a hombre, espada contra espada. Y como guerrero, soy mejor. Lo sabes. RГ­ndete ante mГ­, y no te voy a matar".

Thor frunciГі el ceГ±o.

"¡No me rindo ante nadie! ¡Y menos ante ti!”.

Thor se forzГі a sГ­ mismo a pensar en Gwendolyn, en lo que AndrГіnico le habГ­a hecho a ella y su ira se intensificГі. Ahora era el momento. Thor estaba decidido a acabar con AndrГіnico, de una vez por todas, a enviar a esta horrible criatura de vuelta al infierno.

Thor fue al ataque con una rГЎfaga de fuerza final, dando todo lo que tenГ­a, soltando un gran grito. EsgrimiГі su espada de izquierda a derecha, moviГ©ndose tan rГЎpido que apenas podГ­a contenerla; AndrГіnico bloqueaba cada golpe, aun cuando era hecho retroceder, paso por paso. La lucha continuГі y continuГі, y AndrГіnico parecГ­a sorprendido de que su hijo pudiera exhibir tanta fuerza y por tanto tiempo.

Thor encontrГі su oportunidad cuando, por un momento, los brazos de AndrГіnico se cansaron. Thor girГі hacia la cabeza del hacha y la uniГі y logrГі quitar la navaja de las manos de AndrГіnico. AndrГіnico la vio volar por el aire, sorprendido, y luego, Thor pateГі a su padre en el pecho, derribГЎndolo, de espaldas.

Antes de que Г©l pudiera levantarse, Thor se adelantГі y colocГі un pie en su garganta. Thor lo tenГ­a sujetado, y se quedГі allГ­, mirГЎndolo.

El campo de batalla llamaba la atenciГіn, mientras Thor estaba parado encima de Г©l, sosteniendo la punta de su espada en la garganta.

AndrГіnico, sangrando por la boca, sonriГі entre sus colmillos.

"No puedes hacerlo, hijo", dijo. "Г‰sa es tu gran debilidad. Me amas. Es tambiГ©n mi debilidad por ti. Nunca podrГ­a matarte. Ni ahora ni en toda tu vida. Toda esta batalla es inГєtil. Me dejarГЎs ir. Porque tГє y yo somos uno".

Thor estaba parado encima de Г©l, las manos le temblaban mientras sostenГ­a la punta de la espada en la garganta de su padre. Lentamente, la levantГі. Una parte de Г©l sentГ­a que las palabras de su padre eran ciertas. ВїCГіmo podrГ­a matar a su padre?

Pero mientras miraba hacia abajo, pensГі en todo el dolor, en todo el daГ±o que su padre habГ­a infligido en todos a su alrededor. PensГі en el precio de dejarlo vivir. El precio de la compasiГіn. Era un precio demasiado alto que pagar, no sГіlo para Thorgrin, sino para todos los que amaba y le preocupaban. Thor mirГі detrГЎs de Г©l y vio las decenas de miles de soldados del Imperio que habГ­an invadido su patria, allГ­ de pie, listos para atacar a su pueblo. Y este hombre era su lГ­der. Thor estaba en deuda con su patria. Con Gwendolyn. Y sobre todo, consigo mismo. Este hombre podrГ­a ser su padre de sangre, pero eso era todo. No era su padre en ningГєn otro sentido de la palabra. Y la sangre en sГ­, no hacГ­a un padre.

Thor levantГі su espada por lo alto, y con un gran grito, la dejГі caer.

Thor cerrГі sus ojos y los abriГі para ver la espada, incrustada en el suelo, justo al lado de la cabeza de AndrГіnico. Thor la dejГі allГ­ y dio un paso atrГЎs.

Su padre habГ­a tenido razГіn: Г©lВ  no habГ­a sido capaz de hacerlo. A pesar de todo, Г©l no podГ­a matar a un hombre indefenso.

Thor le dio la espalda a su padre, frente a su propio pueblo, frente a Gwendolyn. Evidentemente habГ­a ganado la batalla; habГ­a dejado en claro su opiniГіn. Ahora, AndrГіnico, si tenГ­a algГєn honor, no tendrГ­a mГЎs remedio que volver a casa.

"¡THORGRIN!”, gritó Gwendolyn.

Thor se volviГі para ver, asombrado, el hacha de AndrГіnico balanceГЎndose hacia Г©l, dirigiГ©ndose a su cabeza. Thor se agachГі en el Гєltimo segundo, y el hacha pasГі volando.

Sin embargo, AndrГіnico fue rГЎpido, y con el mismo movimiento, se dio vuelta y con su guantelete abofeteГі a Thor en la quijada, haciГ©ndolo caer sobre las manos y rodillas.

Thor sintiГі un terrible crujido en las costillas, mientras la bota de AndrГіnico lo pateaba en el estГіmago, haciГ©ndolo rodar, jadeando en busca de aire.

Thor estaba sobre sus manos y rodillas, respirando con fuerza, la sangre chorreaba de su boca, sus costillas lo mataban, tratando de reunir la fuerza para levantarse. Con el rabillo del ojo vio a AndrГіnico dar un paso adelante, sonreГ­r ampliamente y elevar su hacha con ambas manos. Thor pudo ver que le estaba apuntando, para cortar la cabeza de Thor. Thor podГ­a ver en sus ojos inyectados en sangre, que AndrГіnico no tendrГ­a piedad, como Thor la habГ­a tenido.

"Esto es lo que deberГ­a haber hecho hace treinta aГ±os", dijo AndrГіnico.

AndrГіnico soltГі un gran grito, bajГі su hacha hacia el cuello expuesto de Thor.

Thor, sin embargo, no habГ­a terminado de pelear; logrГі tener una Гєltima rГЎfaga de energГ­a, y a pesar de todo su dolor, se puso de pie y se abalanzГі hacia su padre, abordГЎndolo por las costillas, haciГ©ndolo retroceder, hacia al suelo, de espaldas.

Thor estaba encima de Г©l, luchando, preparГЎndose para luchar contra Г©l con sus manos. Se habГ­a convertido en una lucha libre. AndrГіnico se acercГі y agarrГі la garganta de Thor, y Thor se sorprendiГі por su fuerza; sintiГі que perdГ­a aire rГЎpidamente mientras lo estrangulaba.

Thor sujetГі su cintura, desesperado, buscando su daga. La daga real, la que el Rey MacGil le habГ­a dado antes de morir. Thor estaba perdiendo aire rГЎpidamente, y sabГ­a que si no la encontraba pronto, estarГ­a muerto.

Thor la encontrГі con su Гєltimo aliento. La levantГі por lo alto y la hundiГі hacia abajo con ambas manos, en el pecho de AndrГіnico.

AndrГіnico se levantГі, buscando aire, con los ojos saltones con una mirada de muerte, mientras se sentaba y continuaba asfixiando a su hijo.

Thor, sin aliento, estaba viendo estrellas, debilitГЎndose.

Finalmente, lentamente, la sujeciГіn de AndrГіnico se liberГі, mientras sus brazos caГ­an a su lado. Sus ojos se fueron hacia un costado, y dejГі de moverse.

AllГ­ permaneciГі, congelado. Muerto.

Thor jadeГі mientras quitaba la mano flГЎcida de su padre de su garganta,В  jadeando y tosiendo, haciendo rodar el cadГЎver de su padre.

Todo su cuerpo temblaba. Acababa de matar a su padre. No habГ­a pensado que fuera posible.

Thor mirГі alrededor y vio a todos los guerreros, a ambos ejГ©rcitos, mirГЎndolo en estado de shock. Thor sintiГі un tremendo calor correr a travГ©s de su cuerpo, como si un profundo cambio hubiese ocurrido dentro de Г©l, como si hubiese destruido una parte maligna de sГ­ mismo. SintiГі que habГ­a cambiado, se sentГ­a mГЎs ligero.

Thor oyГі un gran ruido en el cielo, como un trueno, y mirГі hacia arriba y vio una pequeГ±a nube negra aparecer sobre el cadГЎver de AndrГіnico y un embudo de pequeГ±as sombras negras, como demonios, giraban hacia el suelo. Ellos se arremolinaban alrededor de su padre, abarcГЎndolo, aullando, luego levantaron su cuerpo por lo alto, cada vez mГЎs y mГЎs arriba, hasta que desapareciГі en la nube. Thor vio esto, en estado de shock, y se preguntГі a quГ© infierno podrГ­a ser arrastrado el alma de su padre.

Thor mirГі hacia arriba y vio al ejГ©rcito del Imperio frente a Г©l, decenas y decenas de miles de hombres, con ojos de venganza. El Gran AndrГіnico estaba muerto. Aun asГ­, sus hombres se quedaron ahГ­. Thor y los hombres del Anillo los seguГ­an superando por cien a uno. HabГ­an ganado la batalla, pero estaban a punto de perder la guerra.

Erec y Kendrick y Srog y Bronson caminaron al lado de Thor, con las espadas desenvainadas, mientras enfrentaban juntos al Imperio. Los cuernos sonaban de arriba a abajo por la lГ­nea del Imperio, y Thor se preparГі para enfrentar la batalla una Гєltima vez. Г‰l sabГ­a que no podrГ­an ganar. Pero al menos todos morirГ­an juntos, en un gran choque de gloria.




CAPГЌTULO SIETE


Reece marchaba al lado de Selese, Illepra, Elden, Indra, O’Connor, Conven, Krog y Serna, los nueve caminaban hacia el Oeste, como habían hecho durante horas, desde que salieron del Cañón. Reece sabía que en algún lugar, su gente estaba en el horizonte y, vivos o muertos, estaban decididos a encontrarlos.

Reece habГ­a quedado sorprendido cuando pasaron por una zona de destrucciГіn, interminables campos de cadГЎveres, llenos de aves de rapiГ±a, carbonizados por el soplido de los dragones. HabГ­a miles de cadГЎveres del Imperio alineados en el horizonte, algunos de ellos todavГ­a sacaban humo. El humo de sus cuerpos llenaba el aire, el hedor insoportable de carne quemada impregnaba una tierra destruida. Quien no habГ­a sido asesinado por el soplido del dragГіn, habГ­a sido daГ±ado en la batalla convencional contra el Imperio; los MacGil y los McCloud tambiГ©n yacГ­an muertos, pueblos enteros habГ­an sido destruidos, habГ­a montones de escombros por todas partes. Reece meneГі la cabeza: esta tierra, que habГ­a sido tan abundante, ahora habГ­a sido devastada por la guerra.

Desde que habГ­an salido del CaГ±Гіn, Reece y los demГЎs estaban decididos a volver a casa, a regresar al lado MacGil del Anillo. Incapaces de encontrar caballos, habГ­a marchado todo el camino hacia el lado de McCloud, hasta las tierras altas, por el otro lado, y, finalmente, avanzaron a travГ©s del territorio MacGil, pasando nada mГЎs que ruinas y devastaciГіn. Desde el aspecto de la tierra, los dragones habГ­an ayudado a destruir a las tropas del Imperio, y por eso, Reece estaba agradecido. Pero Reece todavГ­a no sabГ­a en quГ© estado podrГ­a encontrar a su propio pueblo. ВїTodo el mundo estaba muerto en el Anillo? Hasta ahora, parecГ­a ser asГ­. Reece estaba deseando averiguar si todo el mundo estaba bien.

Cada vez que llegaban a un campo de batalla de muertos y heridos, los que no estaban quemados por las llamas de los dragones, Illepra y Selese iban de cadГЎver en cadГЎver, dГЎndoles vuelta, revisГЎndolos. No sГіlo eran impulsadas por sus profesiones, sino que Illepra tambiГ©n tenГ­a otro objetivo en mente: encontrar al hermano de Reece. A Godfrey. Era una meta compartida por Reece.

"Г‰l no estГЎ aquГ­", anunciГі Illepra una vez mГЎs, al estar parada, habiendo volteado hasta el Гєltimo cadГЎver de este campo, con su cara de decepciГіn.

Reece podría decir cuánto se preocupaba Illepra por su hermano, y se sentía conmovido. También Reece tenía la esperanza de que estuviera bien y entre los vivos – pero por el aspecto de estos miles de cadáveres, tenía el presentimiento de que no era así.

Siguieron adelante, caminando sobre otro campo rodante, otra serie de colinas y al hacerlo, vieron otro campo de batalla en el horizonte, con miles de cadГЎveres mГЎs. Se dirigieron a Г©l.

Mientras caminaban, Illepra lloraba en silencio. Selese puso una mano en su muГ±eca.

"Está vivo", Selese la tranquilizó. No te preocupes”.

Reece se acercГі y colocГі una mano reconfortante en su hombro, sintiendo compasiГіn por ella.

"Si hay algo que sГ© de mi hermano", dijo Reece, "es que es un sobreviviente. Г‰l encuentra una manera de salir de todo. Incluso de la muerte. Te lo prometo. Es mГЎs probable que Godfrey estГ© en una taberna en algГєn lugar, emborrachГЎndose".

Illepra rio a travГ©s de sus lГЎgrimas y las secГі.

"Eso espero", dijo ella. "Por primera vez, realmente espero que asГ­ sea".

Continuaron su marcha sombrГ­a, silenciosamente a travГ©s de la tierra baldГ­a, cada uno perdido en sus pensamientos. Las imГЎgenes del CaГ±Гіn vinieron a la mente de Reece; no podГ­a evitarlas. PensГі en lo desesperada que su situaciГіn habГ­a sido y estaba lleno de gratitud hacia Selese; si ella no hubiera aparecido cuando lo hizo, seguirГ­an estando ahГ­ abajo y seguramente todos habrГ­an muerto.

Reece extendiГі el brazo y tomГі la mano de Selese y sonriГі, mientras caminaban con las manos entrelazadas. Reece estaba conmovido por el amor de ella y la devociГіn que le tenГ­a, por su voluntad para cruzar toda la campiГ±a, solo para salvarlo. SintiГі un abrumador torrente de amor por ella, y no podГ­a esperar a tener un momento a solas para podГ©rselo expresar. Ya habГ­a decidido que querГ­a estar con ella para siempre. SentГ­a una lealtad hacia ella, como nunca habГ­a sentido por nadie, y en cuanto tuvieran un momento, prometiГі ofrecerle matrimonio. Le darГ­a el anillo de su madre, el que su madre le habГ­a dado para entregarlo al amor de su vida, cuando la encontrara.

"No puedo creer que hayas cruzado el Anillo solamente por mГ­", le dijo Reece.

Ella sonriГі.

"No estuvo tan lejos", dijo.

"ВїQue no estuvo lejos?", preguntГі Г©l. "Pusiste tu vida en peligro para cruzar un paГ­s devastado por la guerra. Estoy en deuda contigo. MГЎs allГЎ de lo que puedo decir".

"No me debes nada. Estoy contenta de que estГ©s vivo".

"Todos estamos en deuda contigo", intervino Elden. "Nos salvaste a todos. Todos nos habrГ­amos quedado atrapados allГЎ, en las entraГ±as del CaГ±Гіn, para siempre".

"Hablando de deudas, tengo que hablar de una contigo", dijo Krog a Reece, acercГЎndose a Г©l, renqueando. Desde que Illepra habГ­a entablillado su pierna en la parte superior del CaГ±Гіn, Krog al menos habГ­a sido capaz de caminar por sГ­ mismo, aunque fuera con rigidez.

"Me salvaste allГЎ abajo y mГЎs de una vez", continuГі diciendo Krog. "Fue bastante tonto de tu parte, si me lo preguntas. Pero de todos modos lo hiciste. Pero no creas que estoy en deuda contigo".

Reece meneГі la cabeza, tomado desprevenido por la severidad de Krog y su torpe intento de darle las gracias.

"No sГ© si estГЎs tratando de insultarme, o tratando de darme las gracias", dijo Reece.

"Tengo mi manera de hacerlo", dijo Krog. "De ahora en adelante, cuidarГ© tus espaldas. No porque me agrades, sino porque creo que eso es lo que debo hacer".

Reece meneГі la cabeza, perplejo como siempre, por Krog.

"No te preocupes", dijo Reece. "TГє tampoco me agradas".

Todos continuaron su marcha, todos ellos relajados, contentos de estar vivos, de estar por encima del suelo, de volver a estar en este lado del Anillo – todos excepto Conven, que caminaba en silencio, alejado de los demás, ensimismado, como había estado desde la muerte de su hermano gemelo en el Imperio. Nada, ni escapar de la muerte, parecía alejarlo de ello.

Reece pensГі en cГіmo, allГЎ abajo, Conven se habГ­a lanzado imprudentemente al peligro, una y otra vez, casi matГЎndose para salvar a los demГЎs. Reece no pudo evitar preguntarse si era mГЎs un deseo de suicidarse que ayudar a los demГЎs. Se preocupaba por Г©l. A Reece no le gustaba verlo tan alejado, tan perdido en su depresiГіn.

Reece caminГі junto a Г©l.

"Luchaste brillantemente allГЎ", le dijo Reece.

Conven sГіlo se encogiГі de hombros y mirГі hacia la tierra.

Reece no dejГі de pensar en algo que decir, mientras avanzaban en silencio.

"EstГЎs feliz de estar en casa?", le preguntГі Reece. "ВїDe ser libre?".

Conven se dio vuelta y lo mirГі sin comprender.

"No estoy en casa. Y no soy libre. Mi hermano estГЎ muerto. Y no tengo derecho a vivir sin Г©l".

Reece sintiГі un escalofrГ­o correr a travГ©s de Г©l, con esas palabras. Evidentemente, Conven seguГ­a abrumado por el dolor; lo usaba como una insignia de honor. Conven era mГЎs como un muerto viviente, con los ojos en blanco. Reece lo recordaba lleno de alegrГ­a. Reece podГ­a ver que su luto era profundo, y tenГ­a el presentimiento de que nunca lo dejarГ­a. Reece se preguntaba quГ© serГ­a de Conven. Por primera vez, no pensГі en nada bueno.

Marcharon y marcharon y pasaban las horas y llegaron a otro campo de batalla, hombro con hombro con los cadГЎveres. Illepra y Selese y los demГЎs se dispersaron, yendo de cadГЎver en cadГЎver, volteГЎndolos, buscando alguna seГ±al de Godfrey.

"Veo a muchos MacGil mГЎsВ  en este campo", dijo Illepra esperanzada, "y no hay soplido del dragГіn. Tal vez Godfrey estГЎ aquГ­".

Reece mirГі hacia arriba y vio a los miles de cadГЎveres y se preguntГі si Г©l habГ­a estado aquГ­, si alguna vez lo encontrarГ­an.

Reece se separГі y fue de cadГЎver en cadГЎver, al igual que los demГЎs, volteando a cada uno. Vio todas las caras de su pueblo, rostro por rostro, reconociГі a algunos y a otros no, era gente que habГ­a conocido y con los que habГ­a luchado, gente que habГ­a peleado por su padre. Reece se sorprendiГі ante la devastaciГіn que habГ­a habido en su tierra, como una plaga, y sinceramente esperaba que por fin todo hubiese terminado. HabГ­a visto un montГіn de batallas y guerras y cadГЎveres para durar toda la vida. Estaba listo para tener una vida de paz, para sanar, para reconstruir otra vez.

"ВЎAQUГЌ!", gritГі Indra, con su voz llena de emociГіn. Ella estaba parada junto a un cadГЎver y lo miraba hacia abajo.

Illepra se dio vuelta y saliГі corriendo, y todos se reunieron alrededor. Ella se arrodillГі al lado del cuerpo y las lГЎgrimas inundaron su rostro. Reece se arrodillГі a su lado y jadeГі para ver a su hermano.

Godfrey.

Su gran barriga sobresalГ­a, sin afeitar, tenГ­a los ojos cerrados, estaba muy pГЎlido, sus manos estaban moradas de frГ­o, parecГ­a muerto.

Illepra se inclinГі y lo sacudiГі, una y otra vez; Г©l no respondiГі.

"ВЎGodfrey!". ВЎPor favor! ВЎDespierta! "ВЎSoy yo! ВЎIllepra! "ВЎGODFREY!".

Le sacudiГі una y otra vez, pero Г©l no despertaba. Finalmente, frenГ©ticamente, se dio vuelta hacia los demГЎs, examinando sus cinturones.

"¡La bolsa de vino!", le exigió a O’Connor entregársela.

O’Connor buscó a tientas en su cintura y apresuradamente la quitó y se la entregó a Illepra.

Ella la tomГі y la acercГі a la cara de Godfrey y la rociГі sobre sus labios. Le levantГіВ  la cabeza, abriГі su boca y derramГі un poco en su lengua.

Hubo una respuesta repentina, mientras Godfrey lamГ­a sus labios y lo tragaba.

Г‰l tosiГі, despuГ©s se sentГі, agarrГі la bota de vino, con los ojos aГєn cerrados, y la rociГі, bebiendo mГЎs y mГЎs, hasta que se sentГі totalmente. Lentamente abriГі sus ojos y se limpiГі la boca con el dorso de su mano. MirГі alrededor, confuso y desorientado y eructГі.

Illepra gritГі de alegrГ­a, inclinГЎndose y dГЎndole un gran abrazo.

"ВЎSobreviviste!", exclamГі.

Reece suspirГі con alivio mientras su hermano miraba a su alrededor, confundido, pero vivo.

Elden y Serna cada uno agarrГі a Godfrey por debajo del hombro y lo pusieron de pie. Godfrey quedГі ahГ­ parado, tambaleante al principio, y tomГі otro trago largo de la bota de vino y limpiГі su boca con el dorso de su mano.

Godfrey mirГі a su alrededor, con la mirada nublada.

"ВїDГіnde estoy?", preguntГі. EstirГі la mano y se frotГі la cabeza, que tenГ­a un gran bulto, y sus ojos se entrecerraron de dolor.

Illepra examinГі la herida de manera experta, corriendo su mano a lo largo de ella, y la sangre seca de su cabello.

"Recibiste una herida", dijo. "Pero puedes estar orgulloso: estГЎs vivo. EstГЎs a salvo".

Godfrey se tambaleГі, y los demГЎs lo atraparon.

"No es seria", dijo, examinГЎndola, "pero tendrГЎs que descansar".

Ella se quitГі una venda de su cintura y comenzГі a envolverla alrededor de su cabeza, una y otra vez. Godfrey se estremeciГі de dolor y la mirГі. Luego mirГі alrededor y examinГі todos los cadГЎveres, con los ojos abiertos de par en par.

"Estoy vivo", dijo. "No puedo creerlo".

"Lo lograste", dijo Reece, agarrando el hombro de su hermano mayor, felizmente. "SabГ­a que lo lograrГ­as".

Illepra lo abrazГі, y lentamente, Г©l tambiГ©n la abrazГі.

"AsГ­ que esto es lo que se siente ser un hГ©roe", observГі Godfrey, y los demГЎs rieron. "Denme mГЎs bebidas como Г©sta", aГ±adiГі, "y tal vez lo harГ© mГЎs a menudo".

Godfrey tomГі otro largo trago, y finalmente comenzГі a caminar con ellos, apoyГЎndose en Illepra, con un hombro alrededor de ella, mientras le ayudaba a equilibrarse.

"ВїDГіnde estГЎn los demГЎs?", preguntГі Godfrey, mientras avanzaban.

"No sabemos", dijo Reece. "En algГєn lado del oeste, espero. Es ahГ­ adonde nos dirigimos. Vamos a la Corte del Rey. Para ver quiГ©n sigue vivo".

Reece tragГі saliva al pronunciar esas palabras. MirГі al horizonte y orГі para que sus compatriotas hubieran tenido un destino similar al de Godfrey. PensГі en Thor, en su hermana Gwendolyn, en su hermano Kendrick, y en muchos otros que amaba. Pero Г©l sabГ­a que el grueso del ejГ©rcito del Imperio todavГ­a estaba adelante, y a juzgar por el nГєmero de muertos y heridos que habГ­a visto, presentГ­a que lo peor estaba aГєn por venir.




CAPГЌTULO OCHO


Thorgrin, Kendrick, Erec, Srog y Bronson estaban parados como una pared unificada contra el ejГ©rcito del Imperio, su gente detrГЎs de ellos, con las armas desenfundadas, preparГЎndose para enfrentar la embestida de las tropas del Imperio. Thor sabГ­a que serГ­a su muerte, su Гєltima batalla en la vida, pero no se arrepentГ­a. MorirГ­a aquГ­, frente al enemigo, de pie, con la espada en la mano, con sus hermanos de armas a su lado, defendiendo su patria. TendrГ­a la oportunidad de compensar lo que habГ­a hecho, de hacer frente a su propio pueblo en batalla. No habГ­a nada mГЎs que pudiera pedir en la vida.

Thor pensГі en Gwendolyn, y sГіlo deseaba tener mГЎs tiempo, por su propio bien. Г‰l orГі para que Steffen la hubiera llevado a un lugar seguro y que estuviera a salvo ahГ­, detrГЎs de las lГ­neas. Estaba decidido a luchar con todas sus fuerzas, a matar a tanta gente del Imperio como pudiera, para evitar que la daГ±aran.

Mientras Thor estaba parado allí, pudo sentir la solidaridad de sus hermanos, todos ellos sin temor, parados ahí valientemente, manteniéndose firmes. Esos eran los mejores hombres del reino, los mejores caballeros de Los Plateados, de los MacGil, de los Silesios – todos ellos unificados, ninguno de ellos retrocediendo de miedo, a pesar de las probabilidades. Todos ellos estaban dispuestos a entregar sus vidas para defender a su patria. Todos ellos valoraban el honor y la libertad más que la vida.

Thor escuchГі los cuernos del Imperio, arriba y abajo de las filas, vio a sus divisiones de incontables hombres alineados en unidades precisas. Eran soldados disciplinados a los que se enfrentaba, soldados con comandantes sin piedad, que habГ­an luchado toda su vida. Era una mГЎquina bien aceitada, capacitada para seguir adelante frente a la muerte de su lГ­der. Un nuevo comandante del Imperio sin nombre se acercГі y condujo a las tropas. Era una enorme cantidad, interminable y Thor sabГ­a que era imposible que pudieran derrotarlos con tan pocos hombres. Pero eso ya no importaba. No importaba si morГ­an. Todo lo que importaba era cГіmo morirГ­an. MorirГ­an de pie, como hombres, en un choque final de valor.

"ВїEsperamos a que se acerquen a nosotros?", preguntГі Erec en voz alta. ВїO les ofrecemos el saludo de los MacGil?".

Thor sonriГі, junto con los demГЎs. No habГ­a nada como un ejГ©rcito mГЎs pequeГ±o atacando a uno mГЎs grande. Era imprudente, pero tambiГ©n era el tamaГ±o del valor.

Al unГ­sono, Thor y sus hombres soltaron de repente un grito de guerra, y todos fueron a la carga. Corrieron a pie, apresurГЎndose hacia la brecha del puente entre los dos ejГ©rcitos, sus gritos de batalla llenaban el aire, sus hombres los seguГ­an muy de cerca. Thor sostuvo su espada por lo alto, corriendo al lado de sus hermanos, con su corazГіn latiendo aceleradamente, una frГ­a rГЎfaga de viento pegaba en su cara. AsГ­ era como se sentГ­a estar en una batalla. Le recordaba lo que se sentГ­a estar vivo.

Los dos ejГ©rcitos fueron a la carga, corriendo tan rГЎpido como podГ­an, para matarse unos a otros. En unos momentos se reunieron en el centro, en un tremendo choque metГЎlico de armas.

Thor empuГ±aba su arma por todos lados, metiГ©ndose en la primera fila de los soldados del Imperio, quienes empuГ±aban lanzas largas, picas, lanzas cortas. Thor cortГі la primera pica que encontrГі a la mitad, y luego apuГ±alГі al soldado en los intestinos.

Thor se agachГі y se moviГі de un lado al otro, mientras mГєltiples lanzas se dirigГ­an a Г©l; empuГ±Гі su espada, girГЎndola en todas direcciones, cortando todas las armas a la mitad con un sonido metГЎlico y pateando y dando codazos a cada soldado fuera de su camino. AbofeteГі a varios mГЎs con su guantelete, le dio una patada en la ingle a otro, un codazo en la mandГ­bula a uno mГЎs, un cabezazo a otro, apuГ±alГі a uno mГЎs y girГі y apuГ±alГі a otro. Los cuarteles estaban cerca y era un mano a mano, y Thor era una mГЎquina de un solo hombre, abriГ©ndose paso a travГ©s del ejГ©rcito superior.

Alrededor de Г©l, sus hermanos estaban haciendo lo mismo, luchando con increГ­ble velocidad y potencia y fuerza y espГ­ritu, aunque ellos eran superados en nГєmero, se lanzaban al ejГ©rcito mucho mГЎs grande y se abrГ­an paso entre las filas de los hombres del Imperio que parecГ­a no tener fin. Ninguno dudГі, y ninguno se retirГі.

Alrededor de Thor, miles de hombres con miles de otros hombres gritaban y gruГ±Г­an al luchar cuerpo a cuerpo en la gran batalla feroz, la batalla determinante para el destino del Anillo. Y a pesar de las fuerzas infinitamente superiores, los hombres del Anillo estaban cobrando fuerza, manteniendo a raya al Imperio e incluso haciГ©ndolos retroceder.

Thor arrebatГі un mayal de las manos de un soldado del Imperio, lo pateГі, luego lo hizo girar y lo golpeГі en un costado del casco. Entonces Thor lo hizo girar por lo alto, en un amplio cГ­rculo y derribГі a varios mГЎs. Lo lanzГі a la multitud y derribГі a otros tantos.

Entonces Thor levantГі su espada y volviГі al combate cuerpo a cuerpo, acuchillando de un lado a otro, hasta que sus brazos y hombros se cansaron. En un momento dado fue demasiado lento, y un soldado se acercГі a Г©l con una espada levantada; Thor se volviГі para enfrentarse a Г©l, demasiado tarde y se preparГі para recibir el golpe y las lesiones.

Thor escuchГі un gruГ±ido y Krohn pasГі zumbando, saltando en el aire y clavando sus mandГ­bulas en la garganta del soldado, derribГЎndolo, salvando a Thor.

Pasaban horas de combates cercanos. Aunque Thor al principio se sentГ­a alentado por sus victorias, pronto se hizo evidente que esta batalla era un acto de poca importancia, prolongando lo inevitable. No importaba a cuГЎntos de ellos mataran, el horizonte se seguГ­a llenando con un sinfГ­n de hombres. Y mientras que Thor y los otros se estaban fatigando cada vez mГЎs, los hombres del Imperio estaban frescos, y llegaban cada vez mГЎs y mГЎs.

Thor, perdГ­a impulso, no defendГ­a tan rГЎpido como lo habГ­a estado haciendo y de pronto recibiГі un corte de espada en el hombro; gritГі de dolor, mientras la sangre brotaba de su brazo. Thor recibiГі entonces un codazo en las costillas, y un hacha de batalla descendiГі hacia Г©l, que apenas pudo bloquear con su escudo. Casi acababa de levantar el escudo un segundo demasiado tarde.

Thor fue perdiendo terreno, y cuando mirГі alrededor, se dio cuenta de que los demГЎs lo perdГ­an tambiГ©n. La marea empezaba a girar otra vez; los oГ­dos de Thor se llenaron con los gritos de la muerte de muchos de sus hombres, empezando a caer. Tras horas de combates, estaban perdiendo. Pronto, todos estarГ­an acabados. PensГі en Gwendolyn, y se negГі a aceptarlo.

Thor levantГі la cabeza hacia los cielos, tratando desesperadamente de convocar a cualquier poder que le quedaba. Pero su poder de druida no respondГ­a. SintiГі que mucho de Г©l, habГ­a sido drenado por el tiempo que pasГі con AndrГіnico, y que necesitaba tiempo para sanar. Se dio cuenta de que Argon estaba en el campo de batalla, ya no tan poderoso como habГ­a sido antes; sus poderes tambiГ©n se habГ­an visto afectados combatiendo contra Rafi. Y Alistair se habГ­a debilitado tambiГ©n, sus poderes se habГ­an visto mermados resucitando a Argon. No tenГ­an mГЎs refuerzos. SГіlo su fuerza de armas.

Thor echГі la cabeza hacia atrГЎs a los cielos y soltГі un gran grito de desesperaciГіn, deseando que algo fuera diferente, que algo cambiara.

Por favor, Dios, orГі. Te lo ruego. SГЎlvanos a todos en este dГ­a. Me dirijo a Ti. No al hombre, no a mis poderes, sino a Ti. Dame una seГ±al de Tu poder.

De repente, para sorpresa de Thor, el aire se llenГі con el ruido de un gran rugido, tan fuerte que parecГ­a dividir el cielo.

El corazГіn de Thor se acelerГі al reconocer inmediatamente el sonido. MirГі hacia el horizonte y vio salir de las nubes a su vieja amiga, Mycoples. Thor estaba sorprendido, feliz de ver que estaba viva, que estaba libre y que estaba aquГ­ de regreso, en el Anillo, volando hacia Г©l. Era como si una parte de sГ­ mismo hubiese sido recuperada.

AГєn mГЎs sorprendente era ver al lado de ella, a un segundo dragГіn. Un dragГіn macho con antiguas y descoloridas escamas y enormes y brillantes ojos verdes, de aspecto mГЎs feroz que el de Mycoples. Thor mirГі a los dos volando por el aire, entrando y saliendo y despuГ©s bajando en picado hacia Г©l. Entonces se dio cuenta de que sus oraciones habГ­an sido contestadas.

Mycoples levantГі sus alas, arqueГі su cuello y chillГі, igual que el dragГіn que estaba a su lado y los dos soplaron un muro de fuego sobre el ejГ©rcito del Imperio, iluminando el cielo. El frГ­o dГ­a se volviГі repentinamente cГЎlido, luego caliente, mientras muros de llamas rodaban y rodaban hacia ellos. Thor levantГі sus brazos a su cara.

Los dragones atacaron por detrГЎs, asГ­ que las llamas no alcanzaron a Thor. Aun asГ­, el muro de fuego estaba lo suficientemente cercano para que Thor sintiera su calor, los vellos en su antebrazo se chamuscaron.

Los gritos de miles de hombres se elevaron en el aire, mientras el ejército del Imperio, división por división, era incendiado, decenas de miles de soldados gritaban por sus vidas. Corrieron en todos los sentidos – pero no había ningún lugar a dónde huir. Los dragones eran despiadados. Era una destrucción y estaban llenos de furia, listos para acabar con la venganza del Imperio.

Una divisiГіn del Imperio tras otra, tambaleaban hacia el suelo, muertos.

Los soldados restantes frente a Thor, se dieron vuelta llenos de pГЎnico y huyeron, intentando escapar de los dragones que entrecruzaban el cielo, soplando fuego por todas partes. Pero sГіlo corrГ­an a su propia muerte, mientras los dragones apuntaban hacia ellos y los remataban de uno en uno.

Pronto, Thor se encontrГі frente a nada mГЎs que un campo vacГ­o, con nubes negras de humo, el olor a carne quemada llenaba el aire, de aliento de dragГіn, de azufre. Mientras las nubes se elevaban, revelaron un pГЎramo carbonizado ante Г©l, ni un sГіlo hombre sobreviviГі, toda la hierba y ГЎrboles se marchitaban en el vacГ­o de nada mГЎs que oscuridad y cenizas. El ejГ©rcito del Imperio, tan indomable unos minutos atrГЎs, habГ­a desaparecido completamente.

Thor se quedГі allГ­ parado, en estado de shock, eufГіrico. VivirГ­a. Todos vivirГ­an. El Anillo era libre. Finalmente, eran libres.

Mycoples bajГі en picado y se sentГі delante de Thor, bajando su cabeza y resoplando.

Thor dio un paso adelante, sonriendo mientras se acercaba a su vieja amiga, y Mycoples bajГі su cabeza hasta el suelo, ronroneando. Thor acariciГі las escamas en su cara, y ella se inclinГі y frotГі su nariz de arriba a abajo de su pecho, acariciando su cara contra su cuerpo. Ella ronroneГі satisfecha, y era evidente que estaba extasiada de volver a ver a Thor, como Г©l estaba eufГіrico de verla.

Thor se montГі en ella y girГі, arriba de Mycoples y enfrentГі a su ejГ©rcito, miles de hombres lo miraban con asombro y alegrГ­a, mientras Г©l levantaba su espada.

Los hombres levantaron sus espadas y lo aclamaron. Finalmente, los cielos estaban llenos del sonido de la victoria.




CAPГЌTULO NUEVE


Gwendolyn estaba parada allГ­, mirando a Thorgrin, arriba de Mycoples, y su corazГіn sintiГі alivio y orgullo. Ella habГ­a logrado abrirse camino a travГ©s de la densa multitud de soldados, a las filas del frente, deshaciГ©ndose de la protecciГіn de Steffen y otros. Ella se habГ­a abierto camino hasta el claro, y se parГі ante Thor. RompiГі en llanto de alegrГ­a, mientras miraba al Imperio derrotado, todas las amenazas finalmente habГ­an desaparecido, y vio a Thor, su amor, vivo, a salvo. Ella se sentГ­a triunfante. SentГ­a que toda la oscuridad y el dolor de los Гєltimos meses finalmente habГ­an acabado, consideraba que el Anillo finalmente estaba a salvo una vez mГЎs. Se sintiГі llena de alegrГ­a y gratitud cuando Thor la vio y mirГі hacia abajo con tanto amor, con sus ojos brillantes.




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